La herencia de Camilo Cienfuegos

Camilo y un grupo de rebeldes en las cercanías del cuartel de Yaguajay. Foto: perfecto Romero.
Camilo y un grupo de rebeldes en las cercanías del cuartel de Yaguajay. Foto: perfecto Romero.

De Luis Manuel González Castro, ya fallecido, avezado práctico del Héroe de Yaguajay, rememoramos sus historias de cuando conoció a Camilo y este le apodó “Matojo”

Por: Arelys García Acosta

“El día que conocí a Camilo yo era práctico de la columna de Félix Torres y formaba parte de su Destacamento Máximo Gómez del Partido Socialista Popular. Félix primero le presentó a mi hermano Mario José, que le decían Cheo Manigua. Camilo, a quien no se le escapaba una para jaranear, me dijo: ‘Si tu hermano es Cheo Manigua, entonces tú serás Manolo Matojo’; después de eso el nombrete pasó también a mi hijo y a mi nieto. Esa es la herencia que me dejó Camilo.

Luis Manuel González Castro, combatiente del Frente Norte de las Villas, ya fallecido, evocó una y otra vez la anécdota de cómo literalmente perdió su nombre cuando conoció al Héroe de Yaguajay la noche del 8 de octubre de 1958 cuando Camilo Cienfuegos y su Columna Invasora No. 2 llegaron al campamento en Jobo Rosado.

Sabedor de cuanto ocuje había en los montes de Vergara, Iguará, Alicante…, el experimentado práctico ganó rápidamente la confianza de Camilo quien lo designó para que llevara un mensaje a la capital de la entonces provincia de Las Villas.

“Yo llevé un mensaje de él a Santa Clara. Me monté en un coche de ferrocarril en La Guanaja y de ahí fui a la ciudad. Cuando llegué estaba la dirección en pleno del Partido Socialista reunida. Inmediatamente entregué el papel. El mensaje orientaba que urgentemente le situaran comida al Che y su Columna 8 en un sitio cerca de Guasimal, porque la tropa venía hambrienta y sin víveres.

“Ahí mismo terminó la reunión, porque ellos se pusieron en función de cumplir esa solicitud. De regreso viré con la que era mujer de Félix Torres, Juanita, que simulada estar embarazada, pero venía cargada de dinamita. Imagínese cuánta responsabilidad traía yo encima cada vez que salía a una misión. Creo que la suerte me ayudó siempre; a mí no se me despinta muy fácil un trillo, una vereda y eso que eran caminatas difíciles de Jobo Rosado a Punta Alegre, de Juan Francisco a Jobo Rosado.

Finalizada la misión Camilo me pregunta: ‘¿Ya cumpliste?’ Y yo le respondí: ‘Sí, Comandante’

En Yaguajay, Camilo exige firmemente la rendición de los sitiados. Foto: Perfecto Romero.
En Yaguajay, Camilo exige firmemente la rendición de los sitiados. Foto: Perfecto Romero.

OTRAS MISIONES

Cuando el combate de Zulueta— recordó a la prensa Luis Manuel González Castro— “yo estuve en el grupo que fue a atacar ese pueblo por segunda vez, porque la primera ocasión no se pudo tomar el cuartel y hubo que intentarlo de nuevo. Camilo dijo un poco molesto: ‘¡Hay que tomar a Zulueta a como sea!’, y se tomó.

Luis Manuel González Castro, también rememoró tiempo atrás sobre la misión dada por Camilo al pelotón donde servía, de ir a tumbar el puente de hierro de Camajuaní para prevenir la llegada de refuerzos enemigos por ese lado.

“Camilo, se apareció de forma sorpresiva en el lugar a verificar cómo se cumplía su orden y se enfrentó con un jeep de guardias a los cuales tiroteó y causó la muerte a un temido esbirro llamado El Látigo y varios heridos”.

Más tarde, —recordó Manolo— “por orden de Camilo nos vamos a Placetas a reforzar al Che, que estaba atacando esa población. Al frente de nuestra fuerza de más de 60 hombres iba el capitán Antonio Sánchez Díaz, Pinares. El Che inició los preparativos para marchar sobre Santa Clara y nosotros mantuvimos el cerco al cuartel, que se rindió a las cuatro o las cuatro y pico de la tarde del 24 de diciembre de 1958”.

“El trato de Camilo era magnífico. Él cuando estaba en un combate sí era exigente como el que más, pero en el campamento siempre estaba jugando con todo el mundo y nos trataba a todos con mucha consideración y respeto”. Ello dijo finalmente Manolo y no dijo más, la emoción cortó la remembranza sobre quien se confirma como el hombre de las mil anécdotas, como lo calificara su amigo entrañable Ernesto Guevara. (Tomado de Radio Sancti Spíritus).