Este 11 de febrero, Rosita Fornés, la reina del arte escénico de Cuba, nuestra gran vedette, habría cumplido 100 años
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Con el fin de recordar a esta gran figura de la cultura cubana, Cubadebate rescata de sus páginas la entrevista que Amaury Pérez Vidal le hizo en el programa Con dos que se quieran.
Amaury Pérez. Muy buenas noches. Estamos en «Con 2 que se quieran», aquí, en el corazón de Centro Habana, en Prado y Trocadero, el barrio de Lezama Lima. En los legendarios estudios de Sonido del ICAIC. Hoy está con nosotros una persona que ha sido como una madre para mí, una de las más grandes actrices; presentadora, locutora, cantante, lo que se llama en realidad, una vedette. La más grande que hemos tenido por no decir la única, mi querida, adorada Rosita Fornés.
Rosita Fornés. ¡Ay, qué lindo eres! Por poco me haces llorar.
Amaury Pérez. Yo te quiero tanto. Yo debía tratar a Rosa, por respeto, de usted, pero es que conozco a Rosa desde que nací.
Rosita Fornés. Así mismo.
Amaury Pérez. Entonces me voy a permitir tratarte de tú, Rosita.
Rosita Fornés. Claro que sí.
Amaury Pérez. Va a sonar muy raro, yo sé que va a sonar raro.
Rosita Fornés. De usted nada, de tú.
Amaury Pérez. Hay pocos que saben, Rosa, que tú naciste en Nueva York. Tú eres norteamericana de nacimiento.
Rosita Fornés. Pues sí, soy norteamericana. Fue por una etapa corta que mis padres estuvieron de visita, mamá se fue ya embarazada y nací allá. Estuve allí hasta que tenía tres años más o menos.
Amaury Pérez. Hace un rato me hablaste incluso del hospital.
Rosita Fornés. Bueno, sí, porque además mamá me lo decía, no es porque yo me acordara, imagínate tú, cómo voy a saber. Presumo de tener bastante buena memoria, pero a ese extremo no.
Al cabo de los años, cuando fui a Nueva York a trabajar ya de artista, quise ver donde estaba el hospital donde había nacido que me decía mamá, y era un hospital que se llamaba el Woman´s Hospital. Porque mis padres no vivían en Manhattan Island, sino en, este ¿cómo se llama?
Amaury Pérez. En New Jersey.
Rosita Fornés. En New Jersey y entonces, bueno, pues yo nací allí, en ese tiempo estuvo mi padre tratando de ver si encontraba algún trabajo bueno, que parece que no lo encontró porque regresamos teniendo yo dos o tres años.
Amaury Pérez. ¿Tus padres eran españoles?
Rosita Fornés. Mi padre era catalán y mi madre madrileña. Mi madre se divorcia de él, y luego él fallece allá, según tengo entendido. Mi madre se vuelve a casar con Fornés cuando yo tenía ya 4 ó 5 años. Y me crié al lado de él, y por eso tengo el apellido de Fornés, pero el mío es catalán: Palet.
Amaury Pérez. Bonavía.
Rosita Fornés. Bonavía es el de mi madre, sí.
Amaury Pérez. ¿Se van de Nueva York para España?
Rosita Fornés. No, vienen primero para acá, para Cuba, porque ya mi abuela vivía aquí con mis tíos y mi otra tía.
Amaury Pérez. Pero. ¿Te inscriben entonces aquí como cubana también?
Rosita Fornés. Al cabo de los años me hice ciudadana cubana porque vivía aquí. Tengo pasaporte cubano y también americano.
Amaury Pérez. ¿Cuándo se van a España? Porque estuvieron un tiempo en España.
Rosita Fornés. Yo voy a España teniendo 10 años y regreso con 13.
Amaury Pérez. ¿Y cómo era aquella niña? Aquella niña tan jovencita, Rosita, adolescente. ¿Cómo eran sus juegos? ¿Cómo era su vida?
Rosita Fornés. Yo no tenía amiguitas ni eso, yo jugaba sola en la casa. Cuando era chiquita me hacían regalos, mi tío, el esposo de una tía mía, de una hermana de mi madre. Me traían regalos bonitos como casitas de juegos, de esas de juguete, con unos muñequitos. Pasaba mucho tiempo en la casa.
Fui a distintos colegios, más pequeña fui a escuelas privadas que existían en esa época. En España también seguí estudiando en una escuelita que había cerca de mi casa, porque veían la facilidad de estar cerca. En mi casa mi padre y mi madre no tenían carro para moverse. Fue una familia que tuvo que luchar mucho para salir adelante.
Amaury Pérez. ¿Y para pagar los estudios?
Rosita Fornés. ¡Imagínate tú!, tuvieron que pagarme los estudios hasta que empecé a trabajar. En mi casa lo que querían era que yo fuera una buena secretaria, que estudiara mecanografía o taquigrafía. Y que también supiera hablar un poco de inglés.
Como me trajeron de Estados Unidos muy chiquita, el inglés para mí no existía. Lo que hablaba era en español. Y el español lo hablaba con distintos dejes, porque mi abuela hablaba con la «c» y la «z»; y entonces mi madre hablaba de otra forma, era una mezcla.
Oía hablar «en cubano» a los compañeros del colegio aquí y entonces adquirí un deje que llamaba la atención. Y sigue llamando la atención a estas alturas, me hace mucha gracia, me dicen: «Rosita ¿y usted es cubana?» Yo hablo como hablo.
Amaury Pérez. Yo hablo como hablo… Rosita y tú tienes que haber nacido como una niña bella, tienes que haber sido una adolescente bella, de infarto, como se dice ahora.
Rosita Fornés. Bueno…
Amaury Pérez. ¿Cuándo es que tú te diste cuenta que eras muy bonita y los muchachos de la escuela empezaron a fijarse en ti?
Rosita Fornés. Te voy a decir la verdad, yo nunca creí que era bonita.
Amaury Pérez. ¿Cómo?
Rosita Fornés. Es que en mi casa no me infundieron eso. Y yo veía revistas de gentes, de muchachas lindas y, yo decía: ¡mira que muchacha tan linda!, pero yo me miraba al espejo y no me gustaba. Yo decía: ¡Ay, mira, yo no tengo la nariz bonita! Porque además, ya tú sabes que yo quise aprender natación, y por aprender clavado me partí la nariz y me la puse de medio lado y me la tuve que arreglar, me la tuvieron que arreglar.
Me veía y decía: tengo los ojos claritos, los ojos claritos llaman la atención, pero me gustaría tenerlos más grandes. La boca la tengo demasiado grande, quisiera tenerla más chiquita, porque antes se usaba la boca más chiquita. Vaya, yo me veía catorce mil defectos y entonces no me sentía bonita. Pero sí era presumida.
Amaury Pérez. ¿Y los muchachos? ¿Cuándo te empezaron a enamorar, a qué edad?
Rosita Fornés. Bueno, yo veía que les llamaba la atención a los muchachos y decía: ¿y esto qué cosa es? Me halagaba el que dijeran: «¡Ah, que esto que lo otro, qué bonita!»
Amaury Pérez. ¡Y además el cuerpo de Rosita!
Rosita Fornés. Y entonces sí, el cuerpecito sí lo empecé a tener bien formadito desde bastante jovencita. Porque yo di un estirón a los trece años y ya me puse de la estatura que después he tenido a través de mi vida. Pues veía que tenía un cuerpecito y entonces me gustaba que se me viera la cinturita, porque yo he tenido la cinturita muy chiquita.
Amaury Pérez. Siempre.
Rosita Fornés. La tuve, ya no.
Amaury Pérez. Ya te lo comiste todo.
Rosita Fornés. Y bueno, pues sí, presumía un poco de mi cuerpecito. Y además yo tenía un andar, que me lo dio la naturaleza, no que yo lo estudié, y entonces me decían que qué bonito yo caminaba. Y yo decía: ¿Ay, sí?, y salía caminando para que me piropearan los muchachos, porque me gustaba que me dijeran: «adiós, qué sé yo qué…» Porque en la época en que yo era jovencita, se usaba un poco el piropear. Hoy en día ya no, los hombres ven pasar una mujer linda y lo único que a lo mejor le dicen es una descortesía. Pero antes sí, decían: «¡Oye, que esto, que lo otro!» Había piropos finos, bonitos. Y bueno, pues esa fue mi adolescencia.
Amaury Pérez. ¿Y cuándo te enamoraste por primera vez? El primer novio, si te acuerdas…
Rosita Fornés. No sé, porque se enamoraron de mí antes, no yo. Me salió un enamorado en Madrid, todavía tenía yo 13 años, eran 13 años, sí. Y no era feo el muchacho, me agradó que me dijera piropos, pero cuando quiso ser mi novio dije que no.
Entonces regresamos a Cuba y conocí a un muchacho muy bonito, muy guapo, pero es cuando ya yo empiezo a cantar, porque empecé a los 15 años, me presenté en la Corte Suprema del Arte y ya me premiaron esa noche. Nos hacían un contrato a las estrellas nacientes, que las llamaban y llenaban los programas que tenía la CMQ en aquel entonces. Cinco pesos a la semana, ese era el sueldecito que teníamos. Pero me dice: mira, yo quisiera que tú fueras mi novia, pero tienes que dejar de cantar.
Amaury Pérez. ¡Mira tú!
Rosita Fornés. Y entonces le dije: bueno, entre tú y ser artista, elijo ser artista.
Amaury Pérez. ¡Qué cosa, no!
Rosita Fornés. Y ya después sí he tenido muchos enamorados, pero venían con otras miras. Y yo fui una muchacha de la época, en aquella época, las muchachas solteras, jovencitas, cuidaban mucho la virginidad. Y yo fui una muchacha que me mantuve así hasta los veinte y pico de años.
Amaury Pérez. ¡Qué bárbaro! Tú eres una virgen de todas maneras todavía. Rosa ¿tú tienes hermanos?
Rosita Fornés. ¡Sí, cómo no! Tengo dos hermanos divinos, los quiero y los adoro mucho.
Amaury Pérez. ¿De padre y madre?
Rosita Fornés. Son medios hermanos, de Fornés.
Amaury Pérez. Son los hijos del padrastro.
Rosita Fornés. Yo le llevo 12 años al mayor y al chiquito le llevo 15. Es mi adoración. El mayor de los dos nació en Madrid, cuando estábamos allá. Me acuerdo que yo ayudaba a mamá para atender al niño. Yo hasta lo bañaba de chiquito. Cuando llegaba del colegio ayudaba a mamá con el niño, con mi hermanito y figúrate, creció al lado mío y para mí, es, lo adoro. Es doctor en arquitectura, es un muchacho bien preparado, un hombre muy bien preparado. Yo le digo muchacho aunque ya no somos muchachos, ni yo ni él.
Y el que vive en España, pues estudió en España, y ahí ha hecho su vida. Él ha venido aquí también alguna vez de visita. Y en fin, que tengo dos hermanos.
Amaury Pérez. Rosa, háblame de tu mamá. Porque ella siempre estuvo presente.
Rosita Fornés. Tú la conociste.
Amaury Pérez. ¡Claro que la conocí! Cómo no voy a conocer a tu mamá, claro.
Rosita Fornés. Ella venía mucho conmigo a los trabajos que yo hacía.
Amaury Pérez. A los programas.
Rosita Fornés. A todo.
Amaury Pérez. Háblame de ella, porque yo creo que ella fue tu fuente de inspiración más cercana.
Rosita Fornés. Pues sí, mi madre fue una mujer extraordinaria. A ella le gustaba todo lo que yo hacía. Le gustaba acompañarme, casi siempre yo iba acompañada por mamá o por mi tía Rosa. Y mi madre pues para mí significó mucho, mucho en la vida, mucho. La adoré y me duró bastante, gracias a Dios. Me duró, porque, fíjate, ella murió y al día siguiente cumplía 99 años.
Amaury Pérez. Y lúcida. Yo recuerdo.
Rosita Fornés. Y además, bastante lúcida, sí señor, hasta el final.
Amaury Pérez. Rosa, yo te voy a decir unos cuántos nombres, no tienen un orden. Tú me vas diciendo qué significan en tu vida estas personas.
Rosita Fornés. A ver…
Amaury Pérez. José Antonio Alonso.
Rosita Fornés. Fue el que me presentó por primera vez en la radio.
Amaury Pérez. Antonio Palacios.
Rosita Fornés. Ah ese fue mi padre artístico. Antonio Palacios lo recuerdo así, como algo muy grande. Porque él es el que me lleva de la mano al teatro y al mismo tiempo debuto con Miguel de Grandi, fueron mis dos maestros de ese género. Tuve la oportunidad de hacer una temporada donde monté un repertorio enorme de zarzuelas y operetas. Porque en aquella época estábamos haciendo una obra por semana, y al mismo tiempo ensayando la que iba la semana siguiente. Era un trabajo tremendo, pero yo adoraba el género. Vivía y moría pensando en las zarzuelas y las operetas.
Amaury Pérez. Ahora voy a Enriqueta Sierra.
Rosita Fornés. Una gran maestra que tuve. Enriqueta Sierra fue una primerísima actriz cubana y cuando se retira se dedica a enseñar y fue mi maestra en la actuación. Así que la recuerdo con mucho cariño y mucho amor.
Amaury Pérez. ¿Y Roberto Garriga?
Rosita Fornés. Un director con el que hice cosas muy lindas en la Televisión. Además, hacíamos televisión en vivo, nada era grabado. Si querían grabar la obra, lo hacían cuando la actuábamos. A mí me gustaba ser dirigida por buenos directores y en la Televisión tuve la suerte de trabajar mucho con él.
Amaury Pérez. Con Roberto y con Condal en lo musical.
Rosita Fornés. Condal crea un programa, que con ese debuta él como director, que es cuando nos unimos Armando y yo, Armando Bianchi. Crea el programa que se llamaba: «Mi esposo favorito» que tuvo un éxito muy grande. Y figúrate, trabajamos juntos durante muchos años.
Amaury Pérez. ¿Por qué tú crees, Rosa, que en el ambiente, por lo menos yo de niño escuchaba eso allí, en los pasillos, todo el mundo decía que tú eras el amor imposible de Condal?
Rosita Fornés. ¡Ay, no! ¿Por qué? Además, no mi vida, yo tenía mi marido.
Amaury Pérez. La gente se enamora muchas veces involuntariamente.
Rosita Fornés. No, lo que pasaba era que él me admiraba,
Amaury Pérez. Bueno, admirar de esa manera también es una forma de amar.
Rosita Fornés. Bueno, sí, pero no de amar, el amor debe llevar a vivir un romance. Eso es una cosa. Y el amar a una persona porque trabajas con él y te sientes bien, es otra cosa.
Amaury Pérez. Lo voy a creer también, voy a creer esa explicación. Ahora, quiero que tú me hables como nunca has hablado, de Armando Bianchi.
Rosita Fornés. ¡Ay, mi Armando!
Amaury Pérez. Porque es que yo recuerdo mi niñez y veo a Rosita y Bianchi subiendo la escalera de la antigua CMQ.
Rosita Fornés. Sí señor.
Amaury Pérez. Uno se quedaba como paralizado, porque era como la pareja ideal. Uno veía a una mujer preciosa y al lado de ella un hombre bello.
Rosita Fornés. Porque Armando era muy bonito, de verdad. Fue un hombre muy bello. Él empezó a trabajar conmigo en eso de «Mi Esposo favorito» y nos eligieron a los dos. Fuimos Miss y Mister Televisión, figúrate. Si te digo en el año que fue, mira que ha pasado tiempo, mi madre.
Amaury Pérez. Olvídate del año exacto pero tiene que haber sido en los cincuenta y tantos.
Rosita Fornés. 53.
Amaury Pérez. El año en que yo nací.
Rosita Fornés. Sí, señor, porque además yo quería mucho a tu mamá, que fue una de las figuras más importantes de la televisión.
Amaury Pérez. Ella te quería mucho, siempre te respetó mucho.
Rosita Fornés. ¡Ay, mi vida, cómo no!
Amaury Pérez. ¿Y Armando, cuéntame de él, cómo se enamoran?
Rosita Fornés. Ya estaba divorciada de mi primer esposo, con el que tuve a mi hija en México, porque yo viví un montón de años en México también.
Amaury Pérez. Sí a Chiquitina. Hiciste cine en México. Lo que pasa es que a eso quería dedicarle un capítulo.
Rosita Fornés. Vengo a Cuba y debuto en la televisión y me hacen debutar con él. Desde que lo vi yo dije: ¿De dónde ha salido esta preciosidad? Me quedé así. Además, él era muy simpático y muy dicharachero, a todo lo sacaba un chiste, su carácter era muy agradable. Y bueno, me empezó a llamar la atención y además, pues parece que yo le gusté desde el principio.
Amaury Pérez. ¡Bueno, a quién no!
Rosita Fornés. Y él coqueteaba mucho en esa forma. Me recibía y hacía chistes y de todo, porque sabía que me llamaba la atención. Crean un programa para los dos, como te digo.
Amaury Pérez. Todo se estaban confabulando.
Rosita Fornés. Todo se estaban confabulando y ahí surge un romance y fue mi marido durante 28 años.
Amaury Pérez. Hasta su muerte tonta.
Rosita Fornés. Lo quise muchísimo, fue el gran amor que tuve de verdad. Y además, porque lo quería, lo admiraba. Lo admiraba por ser buen artista.
Amaury Pérez. ¡Gran actor!
Rosita Fornés. Formó parte de mi vida en una etapa muy importante.
Amaury Pérez. Bueno, Rosa. Hay una etapa en tu vida importantísima en México como actriz de cine. Cuando ponen ciclos de cine en México, en muchísimas películas mexicanas apareces tú.
Rosita Fornés. Y mira lo que yo más hice no fue cine precisamente, sino teatro. Mucho, mucho teatro, porque fue una etapa en que allí, en la capital, funcionaban varios teatros con distintas compañías.
Y en el género que yo debuto allí, es como vedette. Es por lo que me dejaron ya el nombre de vedette para siempre, Yo pregunté: ¿qué es lo que hace una vedette? Y dijeron, pues un poco de lo que tú ya has hecho. En aquel entonces las vedettes salían con unos payasitos muy lindos y lo único que enseñaban eran las piernas. Porque ahora salen enseñándolo todo. Era la primera vedette de una compañía que habían formado, con artistas argentinos, mexicanos, porque fue cuando se va Vitola también conmigo.
Amaury Pérez. ¡Ah, claro «Vitola, la que se defiende sola»!
Rosita Fornés. Que se quedó allí. «Vitola, la que se defiende sola». Pobrecita, que ya no, ya falleció. Y entonces, claro al mismo tiempo ya yo había hecho cine aquí. Había hecho dos películas.
Había hecho también una antes de ir a trabajar a México como vedette. Fui a hacer una película que la hice y regresé, que se llamó «El deseo». Yo era muy exigente conmigo misma y la vine a ver al cabo de los años de haberla hecho, porque yo me veía en los roches, que les llaman, y no me gustaba, ¡mira que yo era boba, no estoy tan mal! Pero es que yo he sido muy exigente conmigo misma. Y al cine, no le di la importancia que tenía que haberle dado. Porque a veces me ofrecían papeles, pero tenía una obra de teatro y decía: ¡no, estoy muy ocupada, no puedo! De esas decisiones que toma uno en su vida que después uno dice: ¡bueno, podía haber hecho un alto en lo que estaba haciendo y haber hecho más películas! Pero no, no le di importancia. Así que mi carrera cinematográfica para mí, no es nada muy importante.
Amaury Pérez. ¿Y en esas decisiones que tuviste que tomar en esa época en México, por qué no le aceptaste el compromiso a Cantinflas?
Rosita Fornés. ¡Ah, bueno, espérate!
Amaury Pérez. Porque él estuvo detrás de ti…
Rosita Fornés. ¡Ay, Dios mío!
Amaury Pérez. Cantinflorneó. ¿Por qué no le hiciste caso?
Rosita Fornés. ¡Muchacho, acuérdate que mi vida es muy larga!
Amaury Pérez. Yo sé. Todas estas cosas yo las sé, cuéntaselas al público.
Rosita Fornés. No, yo creo que ya yo he hablado de eso.
Amaury Pérez. Entonces cuéntaselo otra vez. Entonces cuéntamelo a mí.
Rosita Fornés. Cantinflas es el que hace que yo vaya a México por primera vez, que fue cuando hice la película. Él es el que hace eso, porque él vino a Cuba y me ponen a mí a trabajar en el espectáculo que le montan a él. Entonces empiezo yo a hacer unos sketchs, unas cosas que hacía y cantaba también unos números dentro del espectáculo. Y él se fija en mí, y bueno, habla con mi familia, con mi padre y esa cosa, porque yo, figúrate…
Y entonces bueno, habló, convenció a papá y me acompañaron, por supuesto, a México, yo no fui sola. Hago la película, él quería que yo continuara allí, pero eso suponía que me tenía que quedar en México y como papá no se podía quedar ni mi madre tampoco; porque además, había que atender a mis hermanitos que estaban pequeños, y el caso es que volví para Cuba.
Amaury Pérez. ¿Tú ya estabas casada con Medel?
Rosita Fornés. Estando allá empiezo a trabajar con Medel también, y es cuando surge un romance, él me enamora y me caso con Medel.
Amaury Pérez. Te gustó Medel y no Cantinflas. Y Medel era la competencia de Cantinflas.
Rosita Fornés. No, porque además Cantinflas estaba casado.
Amaury Pérez. Ah, bueno, no, la propuesta entonces era aún más indecorosa.
Rosita Fornés. Sí, sí, además Cantinflas estaba casado y no podía ofrecerme ¿me entiendes?
Amaury Pérez. ¿Qué va a ofrecer? Ya estaba ofreciendo.
Rosita Fornés. Claro. Él fue desde luego un gran amigo, una gente que aprecié mucho.
Amaury Pérez. Hasta ahí.
Rosita Fornés. Hasta ahí, nada más y él me demostró también mucho afecto, cariño, admiración, de todo.
Amaury Pérez. Ahora, hay un momento en tu vida del que yo vivo absolutamente orgulloso y fascinado. Porque triunfa la Revolución, Rosita tiene su programa. Era un momento donde la gente empieza a descuidar de alguna manera, en aras de otras cosas, sus vestuarios y todo y, Rosita se mantiene fiel y firme a su manera de cantar, a su repertorio, a su vestuario, a su tipo de programa, a su maquillaje y su pelo impecable. En aquellos momentos creo que se creó cierto nivel de incomprensión con respecto a eso.
Pero Rosita Fornés parecía ajena, todos aquellos comentarios parecían no importarle nada. A Rosa le importaba, yo soy Rosa Fornés, me cambio de ropa en todos los programas, más de una vez y además, me peino, me maquillo y soy la misma y voy a seguir siendo la misma siempre.
Rosita Fornés. Pero no te creas, me costó mucho trabajo. Tuve que luchar un poco porque me llegó a decir una persona, que no quiero decir su nombre, porque desgraciadamente ya no está, pero me llegó a decir: «es que la imagen tuya no es la imagen que quiere la Revolución de una artista. Ya tu imagen pasó, eso es de otro sistema. Tú representas esa imagen y ahora queremos otra.» Dije: Bueno, es que yo visité y después hice giras por todos los países europeos.
Amaury Pérez. Por todas partes fuiste tú.
Rosita Fornés. Socialistas ¿me entiendes?, y eso que yo hacía existía en esos países. Yo representaba un trabajo que a la gente le gustaba. Vi gente, artistas que se podían comparar conmigo de otros países, y yo decía: mira, ¿pero por qué en Cuba no va a poder seguir existiendo este tipo de trabajo que yo hago? Fue una temporada nada más.
¡Ay, qué rico! Esto es agua.
Amaury Pérez. Si fuera vodka no te lo recomendaría.
Rosita Fornés. ¡No, por supuesto! Si tú supieras que a mí no me gusta nada la bebida.
Amaury Pérez. Yo sé, pero sí te gusta la comida. Ahora vamos a hablar de la comida. Tómate el agua y hablemos de comida.
Rosita Fornés. He comido de todo, yo nunca he estado a dieta para mantenerme. Porque tuve una, ¿no sé?… No he sido propensa a engordar. Nunca me puse a dieta, he comido de todo, lo que como cantidades normales, poquita cantidad. Me gustan los potajes, me gusta la sopa, un buen pescado, un pedazo pequeño porque mi estómago no me pide una cantidad grande, pero disfruto todas las comidas.
Amaury Pérez. ¿Y te gustan los dulces, Rosa?
Rosita Fornés. Sí me gustan. Mira, yo no era muy dulcera de joven, a mí me gustaban más las cosas saladas. Me gustaba más el jamón, el salchichón, el chorizo. Las frutas siempre me han gustado mucho pero a medida que me he ido poniendo mayor, para no decir vieja…
Amaury Pérez. Eso no lo digas nunca.
Rosita Fornés. Han empezado a gustarme los dulces. Me encanta un arroz con leche bien hecho, me gusta un flan, me gusta un pastel sabroso. Saboreo los dulces con gusto.
Amaury Pérez. ¡Qué bueno!, Rosa, ¿cuándo te redescubre el cine cubano del 59 para acá?
Rosita Fornés. Eso es cuando yo regreso, que me llaman para hacer una película que yo adoro. Debuto en el teatro haciendo una obra que se llamó «La permuta» y tuvo un éxito muy grande en teatro. Entonces la quieren llevar al cine, y claro, pues quisieron que la hiciera yo. Esa es una de las películas que yo recuerdo que más me ha satisfecho de todo lo que yo hice, y en Cuba, porque, bueno, dentro del cine cubano hice otras cosas…
He trabajado en otras películas, Papeles secundarios, que fue una película muy buena, buenísima película. Pero yo no me gusto.
Amaury Pérez. Te ves en las películas y no te gustas.
Rosita Fornés. En el cine cubano hubo un tiempo donde hicieron bastantes películas, pero me ignoraban a mí para el cine, no me llamaban. Y yo nunca he pedido trabajo en ninguna parte. Estoy acostumbrada a que me busquen, si no me buscan no voy a ofrecerme.
Amaury Pérez. Rosita, cada vez que pienso en «Se permuta» hay una escena que para mí será inolvidable. Es cuando tú vas a la casa de Silvia Plana a exponerle a la señora que tú tienes la permuta, que se vaya ella…
Rosita Fornés. Para Matanzas.
Amaury Pérez. Para Matanzas. Ese es un momento. ¿Qué significó para ti trabajar con Silvia?
Rosita Fornés. ¡Ay, chico, Silvia, era una gente encantadora, por Dios! Pues de verdad recuerdo esa escena, muy bonita. Porque en el teatro no la hice con ella, en el teatro la hacía con otra actriz que estuvo muy bien también. Cuando yo le decía: Matanzas. Me decía: ¡¡¡¿Matanzas?!!!, como diciendo, ¡oye! ¿Yo qué voy a hacer en Matanzas? Pero Silvia Plana fue una experiencia, ya te digo, porque ella fue una actriz que dejó cosas muy bonitas. Hizo cosas muy buenas, de mucha calidad. Al igual que su hija Raquel (Revuelta), que empezó conmigo en la Corte Suprema del Arte.
Amaury Pérez. ¿Ah, sí?
Rosita Fornés. ¡Sí señor! Éramos muy amigas y tuvimos la misma maestra, Enriqueta Sierra, yo la admiraba y la quería mucho y, fue una compañera y una amiga muy buena, entrañable.
Amaury Pérez. Tú siempre has sido muy buena compañera y muy buena amiga, y la gente, toda la gente del gremio, por lo menos yo, nunca escuché a nadie hablar mal de Rosita.
Rosita Fornés. Mi vida, porque yo he admirado todo lo que ha surgido en nuestro país en el arte. Y yo no me sé la palabra esa: celos, o envidia, para mí no existen. Tu mamá llegó a tener una popularidad aquí, enorme y además era buenísima, porque además fue una actriz que lo sacrificó todo por estar nada más que animando. Ella demostró que era una gran actriz, o sea, era una artista completa. La admiré toda la vida.
Amaury Pérez. Y ella a ti.
Rosita Fornés. Ella conmigo fue muy cariñosa siempre. Siempre he disfrutado el éxito que han tenido mis compañeros. Me ha salido espontáneo y estoy feliz de que me haya salido así. Incluso cuando yo hacía una obra, quería que todo el mundo estuviera formidablemente bien, todo el reparto, no solamente yo. Me esforzaba porque mi personaje saliera bien. Pero qué bueno que también el que tenía un diálogo conmigo y el que tenía una escena importante, estuviera muy bien, a la máxima altura. Porque después si me elogiaban a mí, me elogiaban dentro de un cuadro de artistas que habían estado espléndidamente bien. El elogio tenía más calidad.
Amaury Pérez. A ver, Rosa, en tu mesita de noche, adónde quiera que tú viajas, incluso, hay unas imágenes de unos santos ¿cuáles son?
Rosita Fornés. En mi mesita de noche no, en mi cuarto, tengo una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, tengo también otra de Santa Bárbara, tengo del Sagrado Corazón de Jesús, de la Virgen de Fátima. Tengo del Santo Niño Jesús de Praga. Imágenes muy lindas que me han regalado a través del tiempo y las tengo en mi cuarto.
Amaury Pérez. Sí, pero tú, cuando te vas de viaje no te puedes llevar tu cuarto…
Rosita Fornés. No, no, claro que no. Pero tengo también las estampas de todos ellos y cuando viajo, viajo con las estampas de ellos.
Amaury Pérez. ¿Tú eres muy religiosa, Rosa?
Rosita Fornés. Soy creyente, soy muy creyente, muy religiosa, de verdad. Mira, yo no estoy yendo a misa los domingos a lo mejor, pero sí rezo y pido y pido para todo el que me hace bien, a todo el que quiero, que me quiere. Rezo todos los días y pido, pido por supuesto tener salud, que salud es lo único que me hace falta, porque lo demás lo hace uno. Salud es lo que pido, y pido para todo el mundo, para todos los que me quieren y para todos los que están a mí alrededor.
Amaury Pérez. ¿Y cómo sale Rosita de todas las lesiones, porque tú has tenido lesiones por tu mismo trabajo?, por bailar todo el tiempo, y por poner el pie aquí arriba…
Rosita Fornés. Sí, horrores. Bueno, yo he hecho horrores con mi esqueleto.
Amaury Pérez. Sin embargo, tú sales de todo eso como fortalecida, es una cosa como muy rara, ¿no?
Rosita Fornés. Como yo cultivé tantos géneros y no decía que no a nada que me ofrecían. Me decían: ¡Mira, vamos a hacer una obra que hay un personaje así! Yo decía que sí y después decía para mí: ¿Ay, lo podré hacer?
Llegué hasta bailar el baile acrobático. Pero no hice lo que hacen los bailarines así como los deportistas, que cuando van a hacer una presentación hacen un calentamiento del cuerpo. Yo salía sin calentamiento ninguno, salía a hacer la obra, la cantaba, la hablaba y al momento que tenía que bailar, pues mira, bailaba y levantaba la pierna hasta aquí arriba. ¿Y qué pasó? Pues que me propicié una desviacioncita en mi columna. Y esa desviacioncita, es la que me produjo el problema en la cadera. Al dañárseme la cadera tuve que acabar operándome de una y ahora me tengo que operar de la otra, pero ahí seguimos.
Amaury Pérez. ¡Tienes que seguir! En nombre de la cantidad de personas que te aman. Ahora, hay un detalle en la vida de Rosita que yo quiero tocar, porque es poco conocido, pero yo sí lo sé.
Rosita Fornés. ¿El qué?
Amaury Pérez. Es esa labor piadosa que tú has tenido toda tu vida, por ejemplo, con el leprosorio de San Lázaro.
Rosita Fornés. ¡Ay, sí!
Amaury Pérez. Esa relación. La gente no sabe que desde hace muchos años tú contribuyes con tu arte, con dinero, con tu trabajo y lo has hecho siempre discretamente. No sé si otras veces lo has dicho en televisión, pero creo que la gente no sabe.
Rosita Fornés. Estuve yendo mucho tiempo pero desgraciadamente hace ya hace como dos años que no puedo ir para allá, porque no hay transporte. Les llevaba espectáculos al teatro que tienen ellos. He ayudado en todo lo que he podido.
Y lo hacía varias veces en el año porque nunca hubo nadie que me dijera que no, todos me decían que sí. Y eso fue una cosa que me surgió así, porque me llevaron a mí una vez y vi lo que ellos disfrutaban ante un espectáculo. Estuve mucho tiempo haciéndolo, bueno, al extremo que ellos me nombraron madrina. En estos días, he estado pensando a ver si hablo, para ver si se puede organizar una ida más allá.
Amaury Pérez. No sé, por lo menos podemos hacer un dúo. Vamos juntos, tú y yo.
Rosita Fornés. ¡Seguro, divino, divino!
Amaury Pérez. Bueno, Rosa, mi pregunta final. Tú eres norteamericana, eres de alguna manera también española, eres de alguna forma mexicana y, por supuesto, eres cubana.
Rosita Fornés. Sí.
Amaury Pérez. Cuando Rosita se acuesta por la noche y se levanta, ¿de qué país es?
Rosita Fornés. Te voy a decir una cosa. Yo he recorrido casi el mundo entero, al menos una gran parte y siempre voy como artista cubana. No voy como artista americana ni hago alarde de nada de eso. Voy como una artista cubana y así me conocen en todos los países que he visitado.
Amaury Pérez. Y es que has vivido en todas partes.
Rosita Fornés. Claro, he vivido además en todas partes. Viví en México y la declaré mi segunda patria porque México me dio mucho, muchas cosas artísticamente. Me nombró la primera vedette de México. Era la primera vez que hacían eso. Después me nombraron la primera de América, eso se lo debo a los mexicanos. Y vaya, estoy agradecida a todos esos lugares y puedo decir que sí, que he pertenecido a unos y a otros, pero soy artista cubana, aunque no haya nacido en Cuba. Porque aquí fue donde me crié y aquí fue donde me formé.
Amaury Pérez. ¿Y tu público cubano que está en todas partes del mundo?
Rosita Fornés. Los cubanos que están en todas partes. Dondequiera que voy y hay cubanos, van a verme. Dondequiera.
Amaury Pérez. No solo Rosita de Cuba, sino Cuba de Rosita… Te quiero mucho, yo te adoro, desde niño.
Rosita Fornés. Y yo también a ti, mi cielo. Te acuerdas cuanto tu madre me decía: «Tú sabes que estoy celosa de ti porque mi hijo te quiere más a ti que a mí. No hace más que hablar de Rosita.»
Amaury Pérez. Me siento muy orgulloso de ti, me siento orgulloso de haber sido de alguna manera parte de tu familia, y le doy gracias a Dios de que hayas accedido a estar conmigo hoy. Es un honor para mí y un privilegio que guardaré siempre.
Rosita Fornés. Muchas gracias, mi vida, yo me siento muy agradecida por tu invitación.
Amaury Pérez. Te quiero mucho, Rosa.
Rosita Fornés. Gracias.
(Tomado de Cubadebate)