Es el Día de las Madres. El homenaje para todas las madres cubanas, y en especial, las deportistas que han tenido la dicha de ser madres, y a sus progenitoras
Por: Joaquín Gómez Serra
Madre, quisiera contar tus cabellos blancos
Para saber cuántos tienen mi nombre
Quisiera oírte cantar para saber cuántos
Sueños tuve con tu voz.
Quisiera abrazarte para saber cuántas
veces me sostuviste en mis caídas,
Quisiera oírte hablar para saber
cuántos consejos oí de tus labios,
No quiero verte llorar porque no
Quiero saber cuántas lágrimas
Te hice derramar…
Este es un día especial, y a la vez diferente, ya que es ocasión propicia para la flor, el pensamiento, la sonrisa, el perdón, el abrazo y la lágrima también, por qué no; la lágrima que renueva momentos felices, humedece añoranzas, entristece porque no te tenemos a nuestro lado, pero sobre todo nos reitera que las madres son los seres más privilegiados de la naturaleza.
Es así porque sentimos hacia ustedes, nuestras madres, emociones y las expresamos con sonrisas, sollozos, iris brillante y abierto, brazos abarcadores del mundo, anhelos, esperanzas, sensaciones que marcan la diferencia entre la especie humana y las demás.
Aunque la jornada se dedica a ustedes, nuestras madres, suele suceder que en este día tampoco las mamás dejan de trajinar para agradar a hijos y nietos. Entonces, echemos a un lado la jornada de entrenamiento deportivo, y démosle un beso especial en su día, porque sencillamente ellas, han ayudado a que se hagan deportistas de hoy, mañana y siempre.
Madre, no quiero verte molesta porque no quiero
saber cuántas angustias te causé;
No quiero verte cansada porque no quiero
saber cuántos desvelos te causé,
Quiero besarte para que sepas que te quiero,
Quiero abrazarte para sepas que
siempre pienso en ti.
Y quisiera verte reír para saber que me
amas como yo te amo a ti,
Madre querida
Este domingo es también un día que invita a los hombres y mujeres, a hijos de todas las edades que padecen el desconsuelo de haber perdido sin razón a sus madres. ¡Alegría a quienes disfrutan las caricias de las pupilas abiertas! ¡Regocijo en el recuerdo a quienes rememoran a sus eternas mamás, que aunque no están a su lado, alumbran sus pasos y su camino!
Y a ti, que apremiada por una carga de cabellos plateados, sin querer marchar te despediste con gesto revelador del gran secreto, te beso en el recuerdo con una flor agradecida por los sentimientos sembrados en mi corazón de niño, y te renuevo las gracias, mi vieja linda, por la vida que me diste y el amor sin igual que siempre te tuve, y te tendré.
Por todas estas razones, la madre trinitaria tiene historia, medallas y sueños que la enaltecen y la convierten en paradigmas y referencia imprescindible a la hora de hablar y escribir la historia de estas seis primeras décadas del deporte revolucionario.
Felicidades para todas las madres, y a las que han engendrado a deportistas en la Villa Patrimonio de la Humanidad, por hacer de sus vidas nuestras nuestra razón de ser.