Es el Día de las Madres, y para esos seres especiales, el amor y el cariño de sus hijos y de quienes, sin serlo de sangre, les queremos y admiramos
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Por: José Rafael Gómez Reguera
Segundo domingo de mayo y regresa una de las celebraciones más hermosas del calendario: el Día de las Madres. Atrás ya los momentos más crudos, difíciles de la pandemia de la COVID-19, con sus medidas restrictivas.
Puede que la tristeza invada por momentos algunos hogares, porque ya ese ser querido no nos acompaña. O por alguna otra razón. Pero en nuestras mentes mantenemos esos momentos hermosos que nos hicieron únicos, especiales. Y ellas para nosotros.
Para ellas, las que asumen las tareas hogareñas y llevan el peso de muchas semanas de agobio y trabajo con los adultos mayores y hasta con los pequeñines que deben enfrentar sus deberes escolares, o en la cotidianidad en la preparación de los alimentos, ya de por sí una misión heroica; para quienes están fuera de Cuba, o para las que desde fuera apoyan, vigilan, investigan, siempre habrá un beso aunque sea en la distancia, una frase halagadora vía internet o teléfonos tradicionales, y siempre esa palabra que puede interpretarse de muchas maneras pero que es siempre bien recibida: ¡Felicidades!