Demanda turística en el Valle de los Ingenios de Trinidad de Cuba

Torre de Manaca-Iznaga, devenida símbolo oficial del municipio de Trinidad, Cuba. Foto: Prensa Latina.
Torre de Manaca-Iznaga, devenida símbolo oficial del municipio de Trinidad, Cuba. Foto: Prensa Latina.

La antigua hacienda y fábrica de azúcar San Francisco, conocida como Manaca Iznaga, al sur de la central provincia cubana de Sancti Spíritus, es hoy uno de los destinos turísticos más demandados en el Valle de los Ingenios

El Valle de los Ingenios es una serie de tres valles interconectados, ubicados a unos 12 kilómetros de la ciudad de Trinidad, en los que se encuentran más de 70 ingenios azucareros. A finales del siglo 18 y principios del 19, fueron centro de producción de azúcar, y en sus ingenios fueron esclavizadas más de 30.000 personas, traídas desde África. Junto a la ciudad de Trinidad, es declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1988, por la Unesco. Foto: Prensa Latina.
El Valle de los Ingenios es una serie de tres valles interconectados, ubicados a unos 12 kilómetros de la ciudad de Trinidad, en los que se encuentran más de 70 ingenios azucareros. A finales del siglo 18 y principios del 19, fueron centro de producción de azúcar, y en sus ingenios fueron esclavizadas más de 30.000 personas, traídas desde África. Junto a la ciudad de Trinidad, es declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1988, por la Unesco. Foto: Prensa Latina.

El ingenio y sus instalaciones que datan de los siglos XVIII y XIX forman parte del mayor número de plantas procesadores de azúcar mascabada (no refinada) del país, con la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1988.

Ramón Conrado López, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, con más de tres como cantinero y con el arte de atender a los visitantes, dijo a Prensa Latina que este punto es una joya patrimonial del turismo especializado de la industria azucarera.

La mansión principal con sus grandes puertas y ventanas, arcos de mediopunto y amplios aposentos está rodeada por el albergue de esclavos y viviendas, instalaciones de servicio y una hermosa torre-campanario de 43,5 metros de altura, vestida de misterios y leyendas.

La existencia del trapiche se sitúa en el año 1795, cuando Joaquina Josefa Muñoz y Herrera vende a Pedro J. Iznaga y Pérez de Vargas un ingenio situado en tierras del corral Manacanacú, de Simona Herrera, su madre, valorado en 24 mil pesos.

A la muerte de Pedro Iznaga, la viuda María del Carmen Borrell pasó a sus seis hijos la fortuna familiar, dos ingenios uno de ellos el San Alejo de Manaca, el llamado San Francisco Javier, el cual tenía 28 esclavos.

La pequeña fábrica se transforma en la tercera década del siglo XIX, respondiendo a la producción logra en el periodo 1820-30, cuando se acomete la edificación de la torre, la mayor del Valle y de la nación para esos tiempos, según la escritora Alicia García Santana.

La casa de vivienda se apodera de las características de las casonas coloniales de Trinidad, tercera villa de Cuba y en pocos años aumentan riquezas y la dotación de esclavos.

Según pudo conocer Prensa Latina con los años estas propiedades pasaron a manos familiares, en 1862, Teodoro Iznaga y Hernández se adjudica el ingenio Manaca con 231 esclavos de dotación junto con otras propiedades de menor importancia.

Torre campanario del antiguo ingenio azucarero de la zona de Manaca-Iznaga, en Trinidad, declarada símbolo oficial del territorio por la Asamblea Municipal del Poder Popular. Foto: Prensa Latina.
Torre campanario del antiguo ingenio azucarero de la zona de Manaca-Iznaga, en Trinidad, declarada símbolo oficial del territorio por la Asamblea Municipal del Poder Popular. Foto: Prensa Latina.

Mientras, su torre-campanario está rodeada de disímiles historias, la lucha entre dos familiares, Don Alejo y su hermano: el primero en busca de fama por edificar la torre de mayor altura y el segundo con la misma pretensión pero haciendo un pozo.

Entre los objetivos tenía avistar los barcos piratas por la costa sur, otear los campos cañeros para evitar revueltas o fugas de esclavos, tocar campanas para la salida y regreso del campo y sobre todo dar la alarma en caso de incendio.

En la actualidad la Torre de Manaca, en el Valle de los Ingenios, es símbolo del desarrollo azucarero, que aportó a transformar a Trinidad en la más próspera en los siglos XVIII y XIX. (Agencia Prensa Latina).