El paso de Paco de Lucía por Trinidad+fotos

Foto: Havana Times

Por: Karen Reyes Aróstica

La tranquilidad de una villa como Trinidad atrae a muchas personalidades de la cultura nacional e internacional. Esta condición de la tercera villa cubana además de sus otros encantos hizo que el destacado guitarrista Paco de Lucía, fallecido el 26 de febrero de 2014, pasara alrededor de cuatro días por estas tierras del centro sur de Cuba.

Era una noche de viernes. Finales de enero, y Trinidad todavía disfrutaba el privilegio de ser la primera de tres ciudades cubanas en cumplir 500 años en 2014. Anochecía y ya había recorrido varias casas-hostales. Todas estaban llenas. No obstante, al llegar al Hostal Casa Mauri, en calle Gloria #119, Paco de Lucía quedó encantado.

Miguel Suárez del Villar hijo, comenta en la distancia de los días la experiencia. “Paco de Lucía llegó a la casa casi de incógnito. Apenas pude reconocerlo, traía una gorra, una chaqueta… porque quería sobre todas las cosas discreción, disfrutar de la ciudad y también de su familia, que lo acompañaba”.

En realidad esa primera noche no lo pude hospedar porque no tenía las habitaciones que él necesitaba, pero me dijo: “Paso esta noche en el Iberostar, y si mañana estás libre vengo para tu casa”.

Y es que Trinidad despunta entre los destinos turísticos cubanos por la amabilidad de los anfitriones, el contacto con la gente de pueblo y la autenticidad de cada uno de los habitantes de esta Ciudad Museo del Caribe.

“Paco de Lucía resultó un huésped muy cercano, era una persona muy sencilla, natural. No gustaba de la ampulosidad y no fue hasta que en una conversación me dijo que era músico, que le comenté que sabía quién era él. En ese momento se echó a reír y estuvimos conversando mucho”.

Durante sus días en Trinidad, De Lucía disfrutó de la playa Ancón, del centro histórico habitacional y vivo mejor conservado en América Latina, según el título de Patrimonio de la Humanidad, otorgado por la Unesco y de la historia que cuenta Alicia García Santana en sus libros. Así describe la rutina de esos días Miguel Suárez del Villar, propietario del Hostal Casa Mauri. “Cada tarde ordenaba un café y se sentaba en el patrio a leer o a conversar. Antes de irse le pedí un autógrafo de recuerdo. Fue una experiencia muy grata porque te das cuenta que las grandes personalidades se van despojando de la fama, de las banalidades y se centran en el ser humano”.
Así era Paco de Lucía.