Por: José Rafael Gómez Reguera
Aunque Trinidad se ha conocido como gran productora de café y azúcar proveniente de las plantaciones cañeras, lo cierto es que el cultivo del tabaco también anidó en predios de la Tercera villa cubana.
La bibliografía consultada informa que, sin adentrarse en especies ni en calidad de lo sembrado o cosechado, el tabaco formaba parte de la economía de Trinidad desde tiempos remotos.
Así lo hace constar Aurelio Gutiérrez González, en su texto, titulado “Trinidad y su Historia”, publicado por ARTEX.
En 1602, la Corona aplicó medidas contra el floreciente comercio de rescate, nombre que se le da al contrabando. Uno de los inculpados entonces fue el propio Alcalde ordinario de Trinidad, Vicente Goméz.Las autoridades españolas prohibieron la siembra de tabaco durante diez años, debido a la demanda de la hoja en el mercado ilegal. De ello se deduce que era el tabaco un producto que se había expandido en la región, y que aportaba no pocos dividendos a los pobladores locales.
Sin embargo, el contrabando continuó y permitía a los vecinos de Trinidad comerciar varios productos, el tabaco entre ellos, con Jamaica, Tierra Firme y hasta Holanda, a cambio de ropas, bebidas y especies, entre otros. Por esa vía arribaron a Trinidad los primeros esclavos.
Según los cronistas de la época, si bien en el siglo XVII era escasa la población, a fines del siglo XVIII, con cerca de 500 ó 600 vecinos, “Trinidad hace azúcar y coge buen tabaco”. Comercia con Cartagena y Portobelo, Y agrega que “por 1755, había en la localidad 104 vegas de tabaco”.
En los últimos 40 años del siglo XVIII, varios acontecimientos dinamizaron las capacidades productivas y comerciales de Trinidad, base para la acumulación originaria de capitales.
Es de suponer que junto a la caña de azúcar, aunque tal vez en menor medida, proliferaran las vegas de tabaco. La riqueza de Trinidad hizo que fuera nombrada Capital del Departamento Central de Cuba, rango que la convirtió en la tercera ciudad del país por su importancia administrativa y política.
Durante doscientosaños Trinidad mantuvo vínculos comerciales ininterrumpidos con todo el Caribe y Tierra Firme, favorecidos por su posición geográfica, aislada por las montañas en el centro sur de Cuba, y por los puertos, embarcaderos y la ruta del río Agabama, que era navegable hasta el centro del Valle.
El tabaco fue desplazado en su contrapunteo con la caña, en la primera mitad del siglo XIX, mientras otros renglones secundarios no sufrieron igual suerte. El café se desarrolló simultáneamente, por utilizar tierras altas de la cordillera, además de contar con capitales procedentes de la inmigración francesa de Haití.
A mediados de la década de 1840 se inició la crisis trinitaria que había permitido la construcción de hermosas quintas de recreo, que eran palacetes comparables con sus magníficas edificaciones de la ciudad.
Fruto de este esplendor fueron, asimismo, la creación de una Diputación de la Sociedad Económica Amigos del País, en 1813; la aparición del primer periódico local en 1820, y la creación de la Sociedad Filarmónica en 1842, fecha para la cual ya había en Trinidad representación consular de varias naciones. ¿Aportó el tabaco a estas riquezas? Debe haber hecho lo suyo.
Entre 1857 y 1866 ocurrió la fuerte crisis que hizo declinar la economía de los hacendados y arruinó las entidades crediticias. Durante 1869 y 1870 desapareció más de la mitad de las vegas de tabaco. Era la época de enfrentamiento entre fuerzas colonialistas y los mambises cubanos.
Los sucesos posteriores son conocidos: la reconcentración de Valeriano Weyler, la toma de Trinidad por los mambises en julio de 1897, la intervención norteamericana. Quedaban prácticamente arruinados casi todos los cultivos y el quehacer azucarero se concentraba en el central Trinidad, después denominado FNTA. Quedarían solo, como referencia, las producciones de cigarrillos y de tabaco torcido que conocemos actualmente.