Por: Arelys García Acosta
La radio es vivir ese “pálpito sobrenatural” del que hablaba García Márquez, cuando se enfrentaba al nacimiento de una de sus obras. Cada minuto de radio también es un parto de voces y sonidos en que late la vida de un pueblo, de un país.
Por ello, Radio Sancti Spíritus, a 74 años de haber nacido, vive sus días con el aderezo que confiere una villa con 505 años de fundada en tierras de grandes arboledas, de cedros y ceibas. Así lo cuentan las crónicas conservadas en los Archivos de Indias, España.
“Nada humaniza más que la palabra. Y nada ciudadaniza mejor que la palabra pública”, dijo sabiamente López Vigil, un radialista apasionado, convencido, quizás de que la Radio jamás faltará a su misión.
Con los oyentes como la mejor de las compañías, Radio Sancti Spíritus ha narrado, ha descrito, ha vivido cada instante de sobresalto de este territorio cuando hechos como los embates de los huracanes Lili, Denys, Irma y otros eventos meteorológicos mantuvieron con el alma en vilo a un pueblo entero.
La radio siempre con su hilo de luz. Cuando la posible ruptura de la presa Lebrije, en la oscuridad de aquella madrugada de junio de 2002, la voz grave del locutor alertó a los habitantes de Jatibonico y poblados vecinos. Más de 35 mil personas fueron evacuadas en unas tres horas.
Gracias a la radio se supo de aquellas llamadas de Fidel al entonces primer secretario del PCC en el territorio. Una orientación y otra sugerían la evacuación inmediata. De suceder lo peor, aquel golpe de agua podía partir en dos al país.
Con sus lecciones de vida, esta emisora espirituana ha demostrado que la radio es vivir el suceso, el aquí y el ahora, con todos sus matices. La radio es, indiscutiblemente, vivir ese “pálpito sobrenatural” del que hablaba García Márquez. (Radio Sancti Spíritus)