Por: José Rafael Gómez Reguera
Cual dama que trasciende el tiempo, burlándose de él, y contrario a la ley natural de la vida, rejuveneciéndose y embelleciéndose cada vez más, Trinidad llega a su cumpleaños 506. Lo hace en medio de festejos ya tradicionales, por cierto, los iniciadores de una costumbre que se ha extendido a lo largo y ancho de la Isla. Pero también exhibiendo sus bellezas naturales.
Monumento Nacional de la República de Cuba, Patrimonio Cultural de la Humanidad, Ciudad Artesanal del Mundo, Ciudad Creativa, títulos todos ellos otorgados por la UNESCO, y ahora en pos de la condición de Ciudad Gastronómica del orbe, la Tercera Villa cubana vive momentos de esplendor, con obras que la acicalan y contribuyen al bienestar popular. Otras continuarán impulsándose mucho más allá de los festejos fundacionales.
Lo cierto es que el trinitario vive orgulloso de su tierra, costumbres y tradiciones. Se aferra a los modos de hacer y decir de esta ciudad y sus poblaciones aledañas, viva donde vida, incluso, fuera de las fronteras cubanas. Siguen deseosos de conocer qué sucede, cuáles son las buenas nuevas, cómo anda la salud de sus coterráneos…
Llegan los 506 años de fundada la Villa del Táyaba y vendrán muchos más. En medio de dificultades de todo tipo, a los que un pueblo se enfrenta con decisión y optimismo, siempre bajo el concepto de unidad, dando continuidad a lo que como pueblo hemos sido, con ideas libertarias y patrióticas, Trinidad va por más.