Tras varios días ingresado en el Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, este viernes falleció Manuel Lagunilla Martínez, abogado, investigador y escritor de la Tercera Villa de Cuba
Fue un eterno amor. Lo confesaba a voz en cuello cada vez que alguien rozaba con una palabra a Trinidad, su cuna, casa, musa. “Es la Esmeralda de Cuba”, declaró hace un tiempo Manuel Lagunilla Martínez, quien desde el 2010 fungía como el Historiador Oficial de la tercera villa de Cuba.
Dicha condición —que mantuvo hasta el instante que abandonó su hogar en la céntrica calle Maceo para ingresar en el Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos— la nutrió con sus experiencias de abogado y profesor de Historia en las enseñanzas secundaria, media superior y tecnológica.
Saberes que lo impulsaron a escudriñar en el riquísimo pasado de una ciudad detenida en el tiempo. Trinidad en José Martí; La vida trinitaria del Ismaelillo; Patriota y forjadores de la nación cubana: Vicente Antonio de Castro, Serafín Sánchez y los patriotas trinitarios… figuran entre los tantos textos que le robaron horas y horas de pesquisas para corroborar hipótesis, en su mayoría contrarias a la información más conocida.
Y por ese afán de arrastrar a muchas personas en su pasión por la historia y la cultura de su ciudad, gestó en el 2007 la tertulia Los Amigos de Manolo, un encuentro mensual que regresaba a sus participantes a los más autóctonos valores de una villa con más de 500 años de existencia.
Desde su despacho, a la vieja usanza de los abogados de la ciudad, repleto de libros, buró inmenso de madera oscura y evidencias de reconocimientos en reposo en la pared con puntal alto, no le perdió la pista a ningún suceso de su entorno. “Soy un historiador de pueblo”, confesó también a este semanario a modo de explicación de por qué ni cuando los años pesaban dejó a un lado sus constantes estudios.
Fue una herencia de aquellos días en que dirigió el primer Bufete Colectivo en Trinidad, donde aprendió las interioridades de ser abogado y notario. Demasiado conoció y aprendió en juicios de todo tipo para no dudar en aceptar el reto de fundar y encabezar el Bufete Internacional, donde se jubiló en el 2000.
Esas jornadas también lo inspiraron para tatuar el papel. Leer Stitcher 9mm y ¿Culpables o inocentes? es seguir de cerca el caso que desveló a Lagunilla Martínez en la defensa del asesinato de una ciudadana polaca en la década de los 90 en Trinidad; documentos todos que nos conducirán siempre al hombre que también hizo suyo los micrófonos de Radio Trinidad y Radio Sancti Spíritus.
En su voz, la Ciudad Museo del Caribe emergía mucha más calidad que cuando se camina por las callejuelas empinadas de su centro histórico, precisamente, uno de sus sitios preferidos. Se le vio visitarlo muchas veces, quizás para apaciguar alguna duda investigativa o dialogar con sus antepasados. Demasiado amor por la añeja villa, capaz de arrancarle un epitafio para la posteridad: “De Trinidad amo hasta las piedras”. (Adaptado de Escambray).