La Profunda jugó voleibol en su Trinidad

Isabel Bécquer, la Profunda, como la bautizara su hermano, ocho décadas después, rememora sus años mozos en la Escuela de Arte y Oficio, donde practicó el deporte de voleibol, aunque aún añora y siente un eterno amor por la pelota  

Isabel Bécquer, La Profunda

Por:  Joaquín Gómez Serra

 Trinidad resiste incólume los embates de la pandemia de COVID- 19 que hace año y medio tocó las aldabas de sus puertas coloniales. Este 20 de noviembre se cumple otro Día de la Cultura Cubana, y el tiempo y los años parece que no han pasado detrás de los barrotes del viejo ventanal de Isabel Bécquer Menéndez, Hija Ilustre de Trinidad, una personalidad que representa la cultura en la villa Patrimonio de la Humanidad.

Pero no le vamos a hablar de la Profunda trovadora, conocida por ser un símbolo y un monumento construido por su consagración a la música. A pesar de sus 86 años, sus recuerdos siguen nítidos de aquellos años mozos en que practicó voleibol, y se desvivía por el deporte de las bolas y los strikes.

Quiso la historia que dos personajes de la Santísima Trinidad se unieran en la vida real por una misma pasión, allá por la década de los años 40. Por entonces, el deporte del voleibol se practicaba sólo en instituciones privadas como la Escuela de Arte y Oficio, la Primaria Superior y el Colegio Privado «Venegas García».

Allí, de forma espontánea y sin orientación previa, el primer profesor de educación física de Trinidad, Pablo Mariano Esplugas Valladares y su esposa, la Dra. Elena Marta García Adlington «Nelys», iniciaron hace ocho décadas la práctica del deporte de los superreflejos en la Ciudad Museo.

Isabel, ¿cómo fueron sus inicios en el deporte?

 “Bueno chico, a mí el deporte que siempre me gustó fue la pelota, pero en la Escuela de Arte y Oficio teníamos un grupo, y por los años 47 un profesor de educación física de Trinidad inició la práctica de este deporte allí.

“Han pasado muchos años, y muchos de los nombres de las compañeras que iniciamos el juego de voleibol no los recuerdo todos, pero sí te puedo mencionar a María Salomé y Sara Herrera. Lo practiqué por el embullo de juventud, pero me desvivía por la pelota, pero era un deporte que, por entonces, sólo se lo permitían jugar y practicar a los hombres.

Todo inicio tiene un antecedente y quisiera saber Isabel, ¿quiénes fueron los profesores que le inculcaron ese amor por la actividad deportiva?

 “Un buen día llegaron a la Escuela de Arte y Oficio de Trinidad, Nelys García y su esposo Pablo Mariano Esplugas Valladares,el primer profesor de educación física que tuvo el municipio de Trinidad, y que se graduó en el Instituto Nacional de Educación Física «José Martí» de La Habana.“Pablo tiene el mérito de iniciar la práctica organizada y sistemática del voleibol en nuestra Villa.

A escasas horas de celebrar en Cuba el Día Nacional de la Cultura rememoro estas facetas deportivas de Isabel, casi desconocidas para muchos, porque su vida ha estado y estará atada a su guitarra y a su talento, los cuales le han dado múltiples reconocimientos al ostentar la Medalla Raúl Gómez García, la Medalla por la Cultura Nacional y el Premio Único de la Artes que otorga la Asamblea Municipal del Poder Popular de Trinidad, entre tantos otros.

Isabel, defendiendo los colores de la Escuela de Arte y Oficio tiene el honor de haber ganado un título a nivel nacional ¿lo recuerda?

     “Mira chico, después de formado el equipo jugábamos en Sancti Spíritus, en Cienfuegos, en Santa Clara y fuimos a La Habana. Para practicar teníamos que enfrentar a un equipo de hombres porque las mujeres éramos menos, y eso nos hizo más fuertes, y por acá, en el centro nadie nos podía ganar.

“Nos rotábamos por todas las posiciones de la cancha de juego, pero donde más me gustaba era en la delantera, pegado a la net porque me gozaba con saltar y dar “mis planazos”, como decíamos por entonces, y anotar puntos para el equipo.

“Hoy, quiero decirle a mi pueblo de Trinidad que fui deportista también, que me gustaba mucho la pelota, porque el voleibol lo practicaba en la escuela, pero cuando salía de allí, y habían juegos acá, iba corriendo, y si fallaba alguien, y me decían, Isabel coge aquí, me daban en el gusto, pero en aquella época sólo la podían practicar los hombres”, expresa finalmente Isabel  Bécquer, una personalidad del  mundo del arte y la cultura, que en su terruño trinitario y en toda Cuba,  es y siempre será conocida como La Profunda