Trinidad, Cuba: la ciudad de los mil colores, dice diario colombiano El Espectador

Trinidad es una de las ciudades coloniales más bonitas de América. (Foto: Getty Images)

Trinidad, la tercera villa fundada por los conquistadores españoles, en 1514, y ubicada en la central provincia de Sancti Spíritus, es la más serena, delicada y generosa estampa de los viejos tiempos de Cuba

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La búsqueda de su perfecta conservación la ha convertido en una de las más bonitas ciudades coloniales de América, apunta el periódico colombiano El Espectador en referencia a Trinidad, popular destino turístico del centro de Cuba.

Todos se muestran cálidos y tranquilos. Saludan y sonríen a cada visitante. En las afueras huele a azúcar, a flores y a brisa marina, luego, llegando el centro histórico, a mariscos. Arte, música, museos, galerías y más color. Flores amarillas, rosadas y moradas; caña de azúcar, tabacos, canchánchara y ron, resalta el artículo Trinidad, Cuba: la ciudad de los mil colores.

El material precisa que la misteriosa atracción que logra generar en todo el que la visita radica no solo en la hermosura de su conservada arquitectura, sino también en la persistencia del pasado.

Hay otro ritmo. Los trinitarios se mueven al son de tambores e historias, se detienen a conversar y a contar cuentos de esclavos, piratas y tesoros escondidos, que se han repetido tanto, que pareciera que todos fueran ciertos. Caminar, andar, oír y oler y abrazar, Trinidad da la posibilidad de sentir entre las más sencillas expresiones de vida y color, realata.

El artículo menciona algunos de los lugares que rodean a Trinidad, cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en 1988.

En tal sentido, se refiere al Valle de los Ingenios, también declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ‘una gran reserva natural y arqueológica de la industria azucarera del siglo XIX, cuya producción hizo de Trinidad una de las más prósperas de Cuba’.

La Ruta del Esclavo, desde donde se puede visitar el Mirador del Valle y las imponentes vistas que brinda de la llanura de Trinidad, es otra gran opción. En el camino al Valle hay varias haciendas y casas donde puede tomar un delicioso café, tomar guarapo, y refrescarse en alguna de las cascadas con agua transparente y rodeadas de montañas, agrega.

El material de El Espectador puntualiza que ese destino cuenta con alrededor de 50 palacetes e innumerables inmuebles dignos de admirar como la Iglesia Parroquial de la Santísima Trinidad, el Museo Romántico, la Casa Templo de Yemayá, donde está un altar dedicado a la divinidad del mar, y ‘muchos más lugares de interés que sin duda lo enamorarán’.

Además, Trinidad es rica en plazas y plazuelas como la Plaza Mayor que fue punto de partida de la restauración de la ciudad en los años 80 y es donde se localiza la estatua de Terpsícore, musa de la danza y la música, amplía. (Agencia Prensa Latina)