Por: María Elena Balán Sainz
Tiene aires de una novia radiante que enamora y nos hace un guiño para que reparemos en sus múltiples encantos, desde los colores azul turquesa del mar hasta el más sobrio de las piedras de sus edificaciones o adoquines presentes en algunas de sus calles. Esa es La Habana, tesoro incomparable que fortalece el programa de restauración y conservación con motivo de su aniversario 500.
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Cuba celebrará aniversario 500 de La Habana con mas de 2000 obras constructivas terminadas en la capital
A pesar de las huellas del tiempo, de dificultades económicas afrontadas por el archipiélago, la capital cubana figura entre las ciudades más fotografiadas del orbe y emerge como una urbe cosmopolita, principal destino turístico de ciudad, que hay que recorrer para conocer cuánta belleza la distingue.
En época de la colonia, por el puerto habanero pasaba el oro y la plata de América en su travesía con destino a España, y también lo hacía el correo postal, tanto del continente como de Filipinas, que a través del navío de Manila a Acapulco era enviado a la Península.
Pero igualmente arribaban cientos de inmigrantes. Viajaban compulsados por las ilusiones de una tierra prometida, venían como hombres sin tierra, ávidos de encontrar el camino hacia la prosperidad. Ellos contribuyeron sin dudas, a que la Villa ganara en elementos de esas culturas, con sus costumbres y tradiciones.
Y no fue menos tomada en cuenta la amenaza de corsarios y piratas, de ahí que la Corona aprobara la construcción de baluartes y surgieron esas maravillas de la arquitectura que son los castillos de Los Tres Reyes del Morro, el de San Salvador de la Punta y la Fortaleza San Carlos de la Cabaña que despiertan la admiración de quienes visitan la capital cubana.
La Habana le debe mucho a esas aguas que bañan sus costas, a su condición de puerto-escala, porque esos elementos tuvieron mucho que ver con su desarrollo y en que se convirtiera en lugar ideal para el arribo de los galeones, de la Flota y de la Armada, y más contemporáneamente del arribo de buques mercantes y cruceros.
Al referirnos al aniversario 500 años de la ciudad, igualmente resulta necesario reconocer la irradiación de colores que emergen de sus construcciones, algunas sometidas a labores de restauración como el Barrio Chino, donde fueron diseñados proyectos multisectoriales para la recuperación de la zona, teniendo en cuenta, además, el impacto comercial, recreativo y turístico que ella genera.
O también el Bulevar de San Rafael, que cual arteria cultural y comercial acoge diariamente a miles de personas que la transitan. Su imagen resplandece ahora, al igual que el Mercado de Cuatro Caminos (1920) acerca del cual el escritor Alejo Carpentier nos legó hermosas estampas y ahora luce renovado al asumir la Corporación CIMEX S.A su rehabilitación integral.
Destaca entre las obras de restauración la imponente cúpula del Capitolio de La Habana que luce una renovada cubierta dorada, propósito en el que desempeñó un rol importante el apoyo y colaboración de la Federación Rusa.
Si hacemos mención a las acciones solidarias no puede dejar de mencionarse la iniciativa de la ciudad italiana de Turín, cuya donación de luces convirtió a la céntrica calle Galiano en una avenida de las constelaciones por las luminarias artísticas que la adornan.
Y encaminándonos hacia el Paseo del Prado habanero, construido en 1772 a instancias del Marqués de La Torre, encontraremos nuevos motivos para detenernos a contemplar las obras en el entorno del área que ocupa, la cual va desde la actual Plaza de la Fraternidad hasta el Malecón, aunque el Parque Central lo divide en dos secciones bien diferenciadas.
Los Hoteles Cinco Estrellas Plus, Iberostar Grand Packard y Paseo del Prado, concluido este último con motivo del medio milenio de La Habana, revitalizan la imagen del referido paseo, y se suman a la planta hotelera de la capital cubana como parte de la estrategia de crecimiento de la industria turística.
En ese propósito se incluyen, además, otras instalaciones tanto en esa área colonial como en diversas zonas urbanísticas.
Resulta difícil atrapar en pocas líneas cuánto se ha hecho para celebrar los 500 años de la llamada Ciudad Maravilla, cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982 por la UNESCO.
Vale decir que sumado a todo ese programa que no se detiene y seguirá en los años siguientes, se une lo que la hace sentirse viva, cada día con nuevos bríos y es precisamente el carácter de su gente, su alegría a pesar de las adversidades, el ritmo bullicioso, el encanto de calles angostas y otras populosas, el aire fresco del Malecón.
Esa es La Habana, la que inspira a tantos cantantes y poetas y le hizo expresar al escritor Fayad Jamis: La Habana, ciudad de mis amores/si no existieras/ yo te inventaría.
(Agencia Cubana de Noticias)