Por: José Rafael Gómez Reguera
Cual hija agradecida, Yudit Vidal Faife ha regalado una hermosa exposición a su querida Trinidad, esa que hace solo horas le concedió el más alto galardón al que se puede aspirar en la Tercera Villa de Cuba: el Premio Único de las Artes.
Yudit ha llegado a Trinidad como Un Don del Cielo. Tomo prestada, deliberadamente, las palabras de alguien a quien quiero mucho y respeto más, la doctora Alicia García Santana, estudiosa de la arquitectura y la historia local, pero no encuentro otras mejores. Porque esta joven ha conseguido mucho en poco tiempo. En lo mucho, está el cariño y el respeto ganado como profesional de las artes plásticas.
Sin embargo, no solo la destaco por sus propias dotes y sus esfuerzos, naturaleza mediante. También por ese don de gente, a veces raro, que la hace trasponer fronteras, juntar ideas, enamorar a manos llenas.
El proyecto Entre hilos, alas y pinceles, es una obra colectiva. Pero sin el talento de Yudit, sin sus ideas transgresoras en ocasiones, el vuelo no habría sido tan alto, y la persistencia, contra viento y marea, imposible. Porque ella es el ángel que nos ha caído del cielo, y esparce su polvo mágico cual hada madrina para esos artistas-artesanos que le han acompañado en la travesía. También para todos los que estamos en derredor y nos sentimos encantados.
No creo que hayan llegado al puerto final. Les queda mucho por bregar, por mostrar a Trinidad, a Cuba y al mundo. Y quizás por rescatar desde lo más profundo de nuestras raíces, para que los lienzos acojan esa sabia nutricia de nuestras abuelas que nunca debe perderse.
La exposición Exquisitez Creativa es la última muestra de que cuanto digo no se aleja de la realidad, y llega a la Galería Tristá justo cuando la Villa del Táyaba cumple 506 años de fundada. Disfrutarla es la mejor recomendación.