Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
El incremento en el aporte de renglones agrícolas camino a la soberanía alimentaria transita también por el empleo de la ciencia y la técnica en el campo. Con esa premisa y potencialidades identificadas, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños en el municipio de Trinidad estimula en sus bases productivas la articulación de proyectos que le permitan apropiarse de herramientas e insumos para una mejor gestión de sus capacidades.
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Reconocidas por sus buenas prácticas y el empleo de técnicas agroecológicas, las cooperativas de créditos y servicios Conrado Benítez y Rafael Saroza, ambas cafetaleras, ya ejecutan un grupo importante de acciones a partir del financiamiento del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), en la adquisición de nuevas tecnologías y la renovación de los sistemas de riego y silvo-pastoriles, los cuales contribuyen a incrementar los rendimientos en la cosecha, la conservación de los suelos y la protección del medio ambiente.
El licenciado Eduard Alejandro Velázquez Palmero, coordinador del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, del Pnud, en la dirección provincial de la ANAP, valora los beneficios del proyecto que incluye además la instalación de biodigestores, una valiosa alternativa para el tratamiento de los desechos orgánicos generados por la crianza de cerdos y de ganado mayor, y que permiten disminuir la carga contaminante, mejorar la capacidad fertilizante del material, eliminar los malos olores y generar energía renovable.
Velázquez Palmero comentó además sobre la mejora de la calidad de vida de las familias campesinas, puesto que se sustituye la leña por el biogás en la cocción de alimentos, lo cual reduce también la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera y ayuda a disminuir la deforestación, entre otros aportes.
Como parte del encadenamiento productivo, esencial en el actual contexto económico cubano, en estas dos cooperativas quedará instalada una mini industria, con capacidad de procesamiento de una tonelada diaria de pulpa de mango, aguacate, mamey y otras frutas que se cultivan en las zonas montañosas del sureño territorio y a partir de ahora podrán disfrutarse todo el año.
La materialización de estos proyectos de colaboración internacional entusiasma a otros productores sureños que tienen la posibilidad de incursionar en nuevas líneas para el desarrollo agropecuario desde una perspectiva científica y tecnológica que prioriza el intercambio de capacidades en función del uso adecuado de la tierra y la conservación de los ecosistemas.