Teatro La Caridad, de Trinidad, ¡Ahora sí!

A la izquierda, cómo está previsto luzca el interior del inmueble al momento de la reapertura. (Modelación Oficina del Conservado).

Por: José Rafael Gómez Reguera

Luego de intensas jornadas de trabajo entre arquitectos, electricistas, diseñadores, constructores, especialistas en climatización e iluminación, mecánica escénica, y otros, todo apunta hacia la reinauguración, en el venidero mes de enero, del emblemático teatro La Caridad de Trinidad, como parte de las actividades que saludan el aniversario 62 del triunfo de la Revolución cubana, de la liberación de esta ciudad, y su cumpleaños 507 de fundación.

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El huracán Irma redujo a cenizas el pretil original del teatro. Foto: Carlos Luis Sotolongo.

 

Al comienzo de las reparaciones el edificio mostraba un deterioro acumulado. Foto: Carlos Luis Sotolongo.

Muchas manos hacen posible que ello sea una hermosa realidad, tras años de postergamiento por diversas causas, entre las que han tenido peso eventos climatológicos adversos, así como el tiempo invertido en la conclusión de la etapa civil del teatro, a cargo de la Oficina del Conservador de Trinidad y el Valle de los Ingenios; y luego todo lo concerniente al Ministerio de Cultura encargado del montaje escenográfico y del equipamiento.

Muy importante ha sido el intenso trabajo del colectivo Teatro La Trinidad, que ha tenido muy claro el objetivo de su labor escénica y también de apoyo a las labores que se han ejecutado allí, y reconocido públicamente el apoyo del actual historiador de la ciudad, Doctor Manuel Lagunilla Martínez, en el quehacer investigativo.

Intensas jornadas de trabajo en el teatro La Caridad. Foto: Estela Escobar Mendoza / Facebook.

 

Foto: Estela Escobar Mendoza / Facebook.

El teatro La Caridad es un verdadero sueño de la Ciudad Museo del Caribe, que durante décadas no gozó un coliseo de esta magnitud, pues en tiempos anteriores, tanto esta instalación como el cine Romelio Cornelio tuvieron escenarios de considerable tamaño, apropiados para espectáculos teatrales, incluidos telones de boca, que fueron rediseñados para dejarlos solo como salas de proyecciones y, en el caso del otrora cine Principal, quedó con un pequeño espacio que hasta el presente ha cumplido, modestamente, doble propósito.

Foto: Yanny Gonzales Hernandez.

El Teatro Brunet, concluido hacia 1840, fue sin dudas la instalación de su tipo más importante de la Tercera Villa de Cuba, y según reseña Ecured, “Poseía la forma de coliseo, imitaba en su frente a la famosa Scala de Milán, con palcos en los alrededores de sus paredes interiores, bellas lunetas, amplio escenario cubierto con un lujoso telón de damasco, así como se extendía por todo el piso, desde el vestíbulo hasta el escenario, una alfombra roja del mismo material, del techo pendía una gigantesca lámpara araña de cristal de Murano, y sus instalaciones de gas permitían una total claridad, solo interrumpida al comenzar las funciones”.

“La sociedad culta, refinada y rica” de la Villa del Táyaba, tenía en el Brunet, un punto de referencia a nivel de país, “y el mejor del Departamento Central de la Isla, del cual Trinidad era la capital. Tenía cuatro pisos, con la posibilidad de poner a un mismo nivel el escenario y la platea para transformarlo en salón de baile. Costó $40.000, contaba además con patio y vestíbulo, buenas decoraciones y una hermosísima luneta del mejor gusto y que proporcionaba sobrada claridad”.

“En este teatro, Trinidad tuvo al máximo exponente de la cultura de una de las ciudades más prósperas que tenía el país en el siglo XIX. En cuanto a arquitectura y arte no poseía rival según las opiniones de los investigadores e intelectuales, constituyó uno de los más costosos (…), funcionando con diversas compañías dramáticas, de comedia, ópera, zarzuela y variedades (hasta que) el techo se derrumbó en 1901 y se afirma que fue por habérsele cortado desde sus principios, una crujía o cintón que sujetaba su techumbre de pizarra”.

Labores en el teatro La Caridad, de Trinidad. Foto: Yanny Gonzales Hernandez / Facebook.

Entonces, el cumpleaños 507 de Trinidad tendrá, sin dudas, un punto de inflexión desde que se abran las cortinas del teatro La Caridad, cuando en enero, según la tradición, se celebren las actividades oficiales conmemorativas de fundación de la ciudad, que por decisión de la Asamblea Municipal del Poder Popular, y a propuesta del entonces Historiador local, Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara, tomara cada segundo domingo del primer mes del año para los festejos fundacionales, habida cuenta de que, hasta el momento, no se ha encontrado prueba documental que señale el día exacto de fundación.

Eran aquellos tiempos primigenios cuando el Adelantado Diego Velázquez “procedió a nombrar dos Alcaldes y cuatro Regidores; designando Gobernador al Capitán Francisco Verdugo, su cuñado, que quedó al frente de la nueva población constituida con hombres traídos por Velázquez que se estiman en unos doscientos soldados y con las cuarenta familias indígenas que formaban el Cacicazgo del Guamuhaya”.

Trabajos en el balcón. Foto: Yanny Gonzales Hernandez / Facebook.

Quiere la casualidad que el teatro La Caridad, heredero de las mejores tradiciones que, además del Brunet cultivaran otros escenarios locales, más pequeños y poco duraderos, reabra sus puertas, 84 años después de su apertura, el primero de enero de 1937, cuando, se afirma, hubo “una matiné a las 2.00 p.m. en la cual se exhibe la película “La Princesita del arrabal”.

En la ejecución de la obra uno de los puntos más críticos fue adquirir el sistema de alarmas y contra incendios. Ambos hubo que importarlos por valor de 70 000 pesos en moneda libremente convertible. A ello se añadieron eventos meteorológicos que todo lo complejizaron. Se han sucedido muchas jornadas de trabajo y prueba del equipamiento, incluido el clima. Pero finalmente, este diciembre se ha arribado a una etapa crucial con los toques finales al escenario, el lunetario y las demás áreas que, de seguro, enorgullecerán a Trinidad, Ciudad Monumento Nacional de la República de Cuba y Patrimonio Cultural de la Humanidad.