La Defensa de Polo Viejo en la piel de los que no se rindieron jamás

Valla sobre el acontecimiento de la heroica defensa del poblado trinitario de Polo Viejo.
Valla sobre el acontecimiento de la heroica defensa del poblado trinitario de Polo Viejo.

Por: William Rodríguez Turiño

En el batey de la granja Polo Viejo, en el municipio espirituano de Trinidad, las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) tenían ubicado un cuartel con la existencia de armas largas automáticas, semiautomáticas y municiones que eran utilizadas en el período histórico de la Lucha Contra Bandidos (LCB).

Ruinas en Polo Viejo tras el ataque de los bandidos. Foto: Archivo.
Ruinas en Polo Viejo tras el ataque de los bandidos. Foto: Archivo.

En horas de la tarde del 25 de enero de 1963 conversaban por casualidad en el Cuartel Maximiliano García, responsable de la instalación; Félix Pasos, administrador de la tienda del poblado, y Julio del Sol, que era el responsable del ganado porcino de la granja, a los cuales se les comunicó por Petrona del Sol, campesina que residía a pocos metros del lugar, del movimiento de un grupo de contrarrevolucionarios armados tras reconocer entre los asalariados de la CIA a su pariente Ramón del Sol, logrando así echar por tierra el factor sorpresa del enemigo.

Durante dos horas de fuego cruzado, tres hombres, una mujer y un niño, hicieron resistencia sostenida frente al ataque de cuarenta invasores dirigidos por el autotitulado Comandante Julio Emilio Carretero, causándoles un muerto y un herido.

Julio del Sol, uno de los defensores del cuartel de Polo Viejo Foto: Juan Antonio Borrego.
Julio del Sol, uno de los defensores del cuartel de Polo Viejo Foto: Juan Antonio Borrego.

Al escuchar los disparos acuden al lugar tres militares de refuerzo que se encontraban atendiendo al ganado de la finca, lo que propició que los atacantes se retiraran sin lograr su objetivo; no obstante, en la huida asesinaron al campesino Fermín Vizcaya y al herrero de la comunidad Eustaquio Calzada, así como la quema de siete casas de familia y una escuela.

La defensa del lugar constituyó el combate armado con mayor furor del campesinado radicado en el Escambray, convencidos de garantizar la soberanía del suelo patrio de la naciente Revolución Cubana.