Las comunidades rurales de Trinidad, y algunas zonas urbanas, han recibido con beneplácito a varios colectivos del Consejo Provincial de las Artes Escénicas, dispuestos a darse a niños, jóvenes, y público en general
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Por: José Rafael Gómez Reguera
Los artistas se dan por satisfechos. No pocos obstáculos han tenido que vencer. Pero a buen término han sabido llevar la XXVIII cruzada de teatro Por la ruta del Che que ha reunido en predios de comunidades rurales (las más beneficiadas), y algunas partes de la ciudad de Trinidad. Sin embargo, los sentimientos más hermosos han venido de parte de un público agradecido que pocas veces tiene la oportunidad de disfrutar de las artes escénicas, tanto para adultos como para los más pequeños.
Dador Teatro, Teatro La Trinidad y Teatro Garabato, de conjunto con el folclórico de Trinidad, han unido esfuerzos para convocar a la risa pero también a la reflexión en estas puestas que a pesar de su sencillez, y de los escenarios improvisados, no dejan de estar cargadas de profesionalidad y sobre todo de mucho, muchísimo amor, desde la noche del pasado 12 de julio.
La zona de Las Tres Cruces, en pleno centro histórico de Trinidad, el área conocida como Pelayo Cuervo, y La Pastora, fueron testigos de las primeras emociones de ambos lados. Chicos y adultos sorprendidos por las ocurrencias, por historias que trascienden a los actores para llegar a la vida del público; los artistas felices por despertar asombro y convocar a la hilaridad cuando los parlamentos así lo buscan, siempre bajo la égida del respeto y desechando cualquier tipo de vulgaridad y facilismo, pues educar también está entre las premisas de estos colectivos teatrales.
Guárico y El Vallecito, en pleno Valle de los Ingenios, el reparto La Purísima, Condado y la zona urbana denominada Sin Paz, también han conocido de las historias narradas y representadas como parte de esta cruzada teatral que afortunadamente toca tierras trinitarias y deviene suerte de varita mágica que toca a todos por igual y les transforma. Sí, porque después de una presentación, lo mismo diurna que nocturna, enfrentándose a nuestras realidades, ya nadie es igual: los actores experimentan ese orgullo por saberse útiles, necesarios; los espectadores porque, atraídos por las obras, siempre querrán más.
“La reacción es formidable. Ver iluminados los rostros de los niños y de los adultos también, saber que están disfrutando de ese momento, vale la pena”, comentaba Fernando Gómez López, director de Dador Teatro, al frente del Teatro Guiñol Trinidad.
En la comunidad trinitaria de Guárico vive un niño apodado “El chino”, que usa una silla de ruedas por padecer de una enfermedad que afecta su locomoción. Dicen que casi siempre está triste y muy silencioso, como reafirmó su propia madre. Pero la mañana de este 13 de julio fue diferente: el niño volvió a sonreír con las travesuras de los payasos de las compañías Teatro Garabato y Teatro de la Trinidad, comentó Juan Carlos González Castro, al frente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas de Sancti Spíritus.
Se prevé que La Chanzoneta y una parte del reparto Armando Mestre, conocida como “el laberinto”, también puedan disfrutar de estas presentaciones teatrales, igual que lo hicieron, como parte de las opciones veraniegas, con Teatro Parabajitos, El Chorrito y el reparto Jesús Menéndez, de Topes de Collantes.