Aldaba en Trinidad: celebración con un toque creativo

El Hostal Amargura 85 constituye uno de los proyectos de la empresa.
El Hostal Amargura 85 constituye uno de los proyectos de la empresa Aldaba

Por: Ana Martha Panadés Rodríguez

Aldaba no ha dejado de pensar en el futuro. Esta entidad trinitaria que arriba a su noveno aniversario vive una suerte de pausa creativa que motiva al colectivo de trabajadores a ampliar las perspectivas económicas en función de validar la eficacia de una empresa estatal socialista, que aún en medio de la contingencia sanitaria impuesta por el virus SARS-CoV-2 cumple sus compromisos.

OTROS MATERIALES DEL ÁMBITO CULTURAL

Julio Cueva Díaz: excepcional músico y compositor de Trinidad
Prodigios de manos las que fabrican el patrimonio de Trinidad
Obtiene Trinidad un Premio y una Mención en Conservación y Restauración del Patrimonio Inmueble
Radio Trinidad Digital y su cumpleaños 18
Escuela de Restauración de Trinidad: la maravilla de los oficios

Y lo hace con la mayoría de sus ofertas y servicios limitados, con sus instalaciones revisando a punta de lápiz los costos para ser rentables, pero sin renunciar al principio de ser una opción asequible y segura. Para Jorge Soria Rodríguez, subdirector comercial, la tarea resulta compleja, “pues debemos lidiar con los altos precios de los proveedores, reajustar las fichas técnicas, aunque la premisa siempre ha sido la de satisfacer las necesidades de los trinitarios en estos momentos de tantas carencias.”

Aldaba profundiza la investigación en torno a la fabricación de elementos con barro.
Aldaba profundiza la investigación en torno a la fabricación de elementos con barro.

Con el propósito de contribuir a la divulgación, investigación y desarrollo constante de las acciones de conservación del patrimonio en la ciudad nació Aldaba el 12 de abril del 2012 y desde sus primeros pasos apostó por los proyectos de desarrollo local como sustento del bienestar colectivo y el futuro sostenible de la urbe.

“El 2020 resultó un año retador”-así lo define Yeni Cariaga– la especialista de Relaciones Públicas y Promoción Cultural- y le asiste toda la razón, pues para una entidad con una fuerte proyección comunitaria y buena parte de sus dependencias en función de la prestación de servicios, prescindir de sus públicos implicó repensar la manera de interactuar con ellos sin renunciar a la promoción cultural.

Sitio San Isidro de los Destiladeros en el Valle de los Ingenios, declarado por la UNESCO, junto a la ciudad de Trinidad, como Patrtimonio Cultural de la Humanidad.

En un contexto epidemiológico complejo signado por la COVID-19, la primera acción que entusiasmó a esta joven a la que se le iluminan los ojos cuando habla de su trabajo, fue posicionarse en las redes sociales; le pareció bien bautizar a ese grupo de amigos como “Clan Aldaba”, al que los une la pasión por develar el pasado: “aprovechamos que Trinidad está casi desierta, eso nos permite caminar, preguntar, indagar, proponer nuevas rutas para contar a trinitarios y visitantes cuando regresemos a la nueva normalidad”.

Por ello durante los últimos meses parte del equipo de especialistas se ha dedicado a desempolvar y revisar investigaciones, encontrar nuevos testimonios, llegar hasta los asentamientos, y con un enfoque antropológico y etnográfico, al decir de Mailyn Salabarría, subdirectora técnica de la empresa, ampliar las propuestas de intervención comunitaria, además de enriquecer los vínculos con las instituciones culturales y las escuelas.

Desde el Centro de Interpretación del Patrimonio, sede de la maqueta de Trinidad uno de los promotores culturales, Vladimir Puertas Borges, añora la mirada de asombro del visitante ante esta ciudad en miniatura. Muchos llegaban hasta allí para vivir la magia de recorrer en apenas unos minutos las sinuosas calles de la Villa, admirar su entramado urbano o traspasar sus más elegantes casonas; pero hoy puertas adentro se gestan nuevas actividades didácticas para los diferentes públicos.

Parte del equipo de especialistas de Aldaba realiza un fuerte trabajo de campo.
Parte del equipo de especialistas de Aldaba realiza un fuerte trabajo de campo.

En su noveno aniversario, Aldaba celebra como una empresa consolida que no renuncia al avance de sus proyectos de desarrollo local, tampoco a la vitalidad de las instituciones que forman parte de ella, entre las que sobresalen el Centro de Interpretación de la Arqueología Industrial del Valle de los Ingenios San Isidro de los Destiladeros, la casa hacienda Guáimaro, la taberna Guanahuac, el Patio Bécquer y los hostales La Merced y Amargura 85.

Alberto Turiño, al frente de la empresa trinitaria, no le teme a los desafíos en el nuevo escenario económico y epidemiológico. Con la misma sensibilidad que asume su responsabilidad como presidente del consejo de defensa en la zona Monumento y la atención a los vecinos que residen en zonas con restricción de movilidad, comenta también sobre los más noveles proyectos aplazados por ahora, pero a los cuales no renuncia esta entidad.

“Hablamos de un mini-acuario en playa La Boca, la Casa del Chocolate y la Plaza de la diversidad cultural; se ha trabajado seriamente en su preparación e incluso se dispone de parte del financiamiento, y aunque en estos momentos el país tiene otras prioridades, existe la voluntad de concluirlos en cuanto sea posible, tal vez a finales de este año.”

Camino a su mayoría de edad, Aldaba no deja de soñar, de trabajar en equipo, de celebrar su cumpleaños con un toque creativo y de cobijar a esa gran familia que sueña y encuentra siempre la belleza de Trinidad.