Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
Si años atrás el trinitario Germán Pomares fue nombrado “el señor de los aguacates” por un ejemplar enorme cosechado en el patio de su vivienda, esta vez la noticia tiene olor y sabor delicioso, un mango de seis libras y media, también con sello doméstico.
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Vecino de la calle Jesús Menéndez número 10, entre Camilo Cienfuegos y Lino Pérez, Germán cuenta que se trata de un injerto comprado en una finca ubicada en La Chorrera, una de las áreas dedicas al cultivo del mango en el municipio: “la planta demoró cerca de cinco años en dar sus primeros frutos y esta es su tercera parición”.
A la tierra agradece este trinitario tanta vitalidad, porque “incluso fue un año de mucha sequía”; sin embargo, la enorme fruta muestra una textura exquisita: “uno parecido lo compartí con mi hijo y su familia, la masa es de color rojiza y muy dulce; con este la verdad no sé lo que voy a hacer todavía.”
Si bien el ejemplar trinitario no parece tener rival por estos predios, no se compara con el mango más grande del mundo certificado por el Guinness World Records, cultivado en un municipio agrícola de Colombia por un campesino coincidentemente nombrado también Germán, y cuyo peso alcanzó las 9.36 libras.
Esta fruta tropical de origen asiático se cultiva en varias provincias cubanas y se distingue por su sabor único e inconfundible. Los mangos que saboreamos en la añeja villa durante los meses estivales embriagan por el dulzor, la riqueza en vitaminas y la textura para disfrutar en compotas, néctares, jaleas y tajadas.