La primaria Marcelo Salado Lastra, uno de los centros certificados como vacunatorios contra la COVID-19, también se apresta para abrir sus puertas, este lunes, en el reinicio del curso escolar 2020-2021 que obviamente se adentrará en los primeros meses del ya cercano 2022
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Por: Ana Martha Panadés Rodríguez
Darlis Portelles Bandomo tiene siete años y cuenta los días para el reencuentro con sus amiguitos y maestras en la escuela primaria Marcelo Salado. Pero antes de la arrancada de las clases está en su plantel por una razón igualmente noble; ella, como muchos niños en el municipio de Trinidad, recibe la tercera dosis –ahora con Soberana Plus- de una de las vacunas cubanas contra la COVID-19.
Y pone decidida su brazo para que la enfermera Marelis Medina Barroso le administre la formulación. Un ligero pinchazo que no siente, pero la pequeña sabe que cada vez está más cerca de la nueva normalidad que anhelamos todos: “Pero hay que ayudar a la vacuna para no enfermarnos y debemos usar correctamente el nasobuco”, cuenta con una elocuencia que sorprende.
Como ella, Vanessa, Marcos, Daniel y Amanda retornarán este lunes 15 de noviembre a las aulas con la alegría y la esperanza acompañando el reinicio del curso escolar después de largos meses de batalla contra el virus SARS-CoV-2 que obligó a resguardar a nuestros niños en casa y ahora retoman sus deberes escolares, de la mano de los docentes y también de los padres.
Las últimas semanas resultaron intensas para el colectivo de este centro educacional, el de mayor matrícula en el territorio, con 1 191 alumnos y que les da la bienvenida. La limpieza y pintura de las aulas, la desinfección profunda del comedor, la organización de todo el material escolar y la preparación metodológica del claustro de profesores los unió en la misma causa: garantizar el éxito del cierre de esta etapa lectiva.
Yurelis Díaz Jiménez, la directora del plantel, no se está quieta; comparte orientaciones a los coordinadores generales –anteriormente jefes de ciclos-, verifica los detalles para el próximo comienzo y recibe a los padres a los que tranquiliza. Una de las prioridades que no pierde de vista es precisamente el cumplimiento de todas las medidas dirigidas a proteger a los estudiantes.
“Para el reinicio de las actividades docentes presenciales reorganizamos las aulas a fin de garantizar el distanciamiento físico de los niños y el cumplimiento de las condiciones higiénico sanitarias. Los maestros y auxiliares pedagógicos son los responsables de la desinfección de todas las superficies en el interior de las aulas y el cambio frecuente del nasobuco de los alumnos”, comenta la directora que se estrena en estas funciones.
Yurelis confía en los 158 trabajadores que integran el colectivo, en la preparación de los maestros y del resto de las estructuras de esta escuela con espaciosas áreas exteriores donde los pequeños podrán jugar, correr y liberar todas las energías acumuladas durante los días de aislamiento; pero a la vez reconoce la responsabilidad de ella y sus compañeros.
“El reto es grande –confiesa- pero estamos decididos a cumplirlo. El propósito principal es proteger a los niños para que no se contagien, pero también asegurar que el proceso docente educativo se desarrolle con calidad para concluir el curso escolar 2020-2021 e iniciar la próxima etapa lectiva en plena normalidad”.
Entre las experiencias más hermosas menciona también la de convertir la escuela en uno de los vacunatorios que ha funcionado en la ciudad desde los primeros momentos de la inmunización contra la COVID-19 y para ello resultó vital la participación de todos los trabajadores.
“En el centro se ha recibido a la población adulta, a nuestros pequeños, a otros estudiantes y también a los profesionales de la Salud que por estos días reciben la dosis de refuerzo. El colectivo se ha involucrado de forma incondicional para acompañar al personal sanitario, ayudar a los ancianos y hasta lograr que un niño con una enfermedad rara reciba la vacuna. Estamos satisfechos porque fuimos parte de ese gran proyecto en función de inmunizar a toda la población contra la pandemia.”
La escuela primaria Marcelo Salado y el resto de los planteles educacionales del municipio abrirán sus puertas este lunes y la esperanza desbordará nuevamente las aulas que reciben a los alumnos como la inquieta Darlis Portelles, quien sueña con ser bailarina y también enfermera “para curar a los niños y salvarlos del virus.”