Hermosillo ya es historia. Un partido final cerrado de principio a fin despidió la V Copa Mundial Sub-15 de Béisbol, ganada por Estados Unidos a Cuba con pizarra de 4 a 3 en el majestuoso Estadio Sonora. Un trinitario, Mailon Daniel Rodríguez Cuevas inscribió su nombre en los anales de la pelota mundial
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Por: Joaquín Gómez Serra
Cuba, Trinidad y Sancti Spíritus con los tres peloteros que vistieron las franelas de Cuba se encumbraron con esta medalla de plata, con un valor muy grande porque, desde hacía muchos años, este verde caimán no vibraba tanto con un equipo de béisbol como con estos muchachos de sub-15, quienes comenzaron a escribir su leyenda en el Panamericano y ahora en el Mundial han confirmado que lo de aquel torneo no fue casualidad.
Aunque no se pudo escalar lo más alto del podio de premiaciones, el valor de esta medalla de plata tiene sabor a oro, porque acá, allá y acullá, millones de cubanos esperaron el amanecer de cada día, con la buena nueva de esta hornada de niños-hombres, que nos enseñaron a soñar en grande, porque, o ganaban inobjetablemente o remontaban un marcador con una facilidad, que ante los ojos incrédulos de muchos, mantuvieron el invicto hasta la ronda final del mundial.
Y la Villa Patrimonio de la Humanidad también festeja por todo lo alto este segundo escaño mundial de un hijo predilecto de su terruño, y ya la tropa de Miguel Ortega prepara el convite de recibimiento para Mailon Daniel Rodríguez Cuevas.
Resplandece en los pechos de estos jóvenes prospectos de la pelota cubana un metal que se me antoja tiene fulgor dorado, y que resplandece como lo suele hacer el Astro Rey en esta Isla.
Como premio, cuatro de sus jugadores fueron incluidos en el equipo ideal. Ningún otro conjunto, ni siquiera el campeón, puso a tantos, entre los que se incluyó el espirituano Alejandro Cruz, junto a Danel Reyes, Yaider Ruiz y Jonathan Valle.
Para los libros queda este marcador final de 4 carreras a 3, imborrable para la mente de estos peloteros, que dentro de poco serán el relevo de las actuales generaciones. Garra, entrega, coraje por arrobas demostraron en el terreno, en un partido final que con las bases llenas de cubanos no cejaron hasta que cayó el out 21 de un partido histórico.
Trinidad, Sancti Spíritus y toda Cuba vibraron con cada batazo, se emocionaron y hasta lloraron, como estos valientes jóvenes. Este mundial de béisbol sub 15 confirma que el béisbol no ha muerto, ni va a morir nunca en esta Isla.