Con casi 506 años de existencia ya acumula, Trinidad de Cuba es la novia eterna de todos. No hay rincón que no llame al asombro, la alegría, la nostalgia, ese deseo infinito de captar una y mil veces en imágenes que guardamos con celo sus recodos, sus plazas y parques, sus calles empedradas, los altos campanarios…
La Banda Municipal de Conciertos de Trinidad de Cuba nos arroba cuando nos acercamos a una de sus preferidas plazas de presentación: el parque Céspedes, en lo que antaño se conociera como Plaza Carrillo. Allí lo mismo podemos disfrutar de un bolero que de guarachas, boleros, danzones, el sabroso chachachá, el son, u otros ritmos internacionales como el rock, o el jazz, para poner algunos ejemplos.