Con el coauspicio de ARTEX, este material audiovisual, que apenas comienza su andar por el mundo, podrá ser apreciado a las 6.00 pm. de este miércoles, en la Casa de la Trova de Trinidad Seguir leyendo
OTROS MATERIALES DEL ÁMBITO CULTURAL
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Por: José Rafael Gómez Reguera
Podría pensarse que sobre La otra trova, documental del joven cineasta trinitario Dariel Díaz Herrería, todo se ha dicho, y no es así. Más bien, el andar por el mundo de este material audiovisual apenas comienza. Y siempre habrá muchas cosas para decir, porque manifiesta un discurso que va mucho más allá de la conjunción de ideas y opiniones para adentrarnos en momentos importantes de la cultura cubana, en general, y de lo que se ha cocinado en predios de la Tercera Villa de Cuba, en lo particular.
Ópera prima de un joven recién egresado de la Facultad de los Medios de Comunicación Audiovisual de la Universidad de las Artes de La Habana, este documental no carga sobre lo negativo, como pudiera pensarse, sino que descorre cortinas sobre un género que ha echado raíces en la Tercera Villa cubana desde tiempos pretéritos, y descolló en las últimas centurias bajo figuras que se impone rescatar y revitalizar, tanto en lo histórico, propiamente dicho, como en sus creaciones, bien con sus sonoridades habituales, bien con otras más contemporáneas, pero siempre icónicas.
Proyectar este material resulta necesario, sobre todo si tiene lugar entre trovadores, algunos de ellos quizás entrevistados por el realizador, porque aportar criterios sobre qué y cómo hacer para que la trova, al menos poco a poco, se convierta en elemento distintivo de lo mejor de la cultura local, pues de hecho lo es, pero eclipsada como está por la realidad trovadoresca de otras partes del país, demanda ser revitalizada aquí, cerca del mar y del monte.
Mejor arropada y defendida, mucho más allá de determinadas conmemoraciones y actos oficiales, como se ha hecho costumbre, la trova podría sentirse a gusto en tardes y noches bohemias, como mismo sucede con otras manifestaciones artísticas capaces de derrochar buen gusto y hacer las delicias de los lugareños y de nuestros visitantes nacionales y foráneos.
Es de suponer que esta vez acudan a la proyección algunas de las personas que conviven entre nosotros y aportaron sus criterios ante la cámara, con nostalgia y tristeza, o de manera evocadora y con mejor rostro, pero siempre en pos de un futuro inmediato mucho mejor para el género, pues el arte desnuda y propone. He ahí lo mejor de estas oportunidades que nunca deben desaprovecharse.